Capítulo 17: Nos vemos en otra ciudad... O país

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—¿A... comer?—Pregunto incrédula.

¿Esto está pasando de verdad? Digo, nunca me había invitado a salir...

—Sí, es lo que se suele hacer a estas horas...—Dice riéndose de mí, mi cara debe de ser épica en este momento.

¿Me acaba de invitar a salir?

Pellizcadme

—Eh... claro, me arreglo y nos vamos.—Intento ocultar mis nervios y seguro que fallo miserablemente.—No tardo.

—Estás guapa así.

—No voy a salir a comer en chándal y con un moño mal hecho. Tú estarás perfecto con todo, pero yo no.—Sonríe

No pensaba decir la última frase en voz alta, pero como siempre mi boca dice lo que le da la gana sin pensar.

—¿Alguien me explica lo que pasa aquí?—Pregunta mi hermano, me había olvidado de que Jorge y él seguían aquí.

—Pablo, él es mi hermano Marcos, con el que hablaste por teléfono, y ya conoces a Jorge.—A Jorge le saluda con la cabeza, serio, ¿sigue creyendo que tenemos algo? Intento ocultar la risa.

Celosón...

—Pero... tú eres...—Mi hermano no lo puede creer.

—Sí, es Pablo Alborán y tú estás flipando demasiado y dejándome en ridículo.—Respondo por él.

Pablo ríe y yo sonrío.

Es el sonido más bonito que he escuchado jamás

Me acerco a Marcos, le susurro "No le hagáis nada mientras no estoy" y subo a cambiarme.

Me pongo un vestido blanco de flores y unas sandalias y bajo prácticamente corriendo.

Que no se note que estás ansiosa, disimula.

Tengo miedo de lo que puedan hacer Jorge y Marcos, son muy protectores conmigo.

—Ya estoy lista, ¿nos vamos?—Le pregunto

—Claro.—Responde con una sonrisa

Agarra mi mano (sí, mi mano :O) y salimos hacia su coche.

—¿Qué te han hecho esos dos?—Le pregunto

—Bueno, me han dicho que como te haga daño me cortan las pelotas—Me río como loca. Él sonríe levemente.—Literalmente

—Están idiotas, son demasiado sobreprotectores...

—Quieren protegerte... Yo haría lo mismo si fuera ellos.—Dice serio

¿Por qué está tan serio? Estoy segura de que no le van a hacer nada, además, ¿por qué me haría daño? Él no es ese tipo de chico, además, no estamos saliendo.

—Pues me puedo proteger yo sola, no quiero tanta testosterona cerca, me abruma.—Asiente distraído.—Cambiando de tema, ¿por qué me has invitado a comer? Digo, no somos pareja.

Acabo de decir una gilipollez porque también le he visto comer con Laura, aquella vez que nos peleamos.

Una de las mil veces que nos peleamos...

—Me apetecía hacerlo, aunque si no quieres puedo...—Titubea, está nervioso y monísimo.

—¡No! Me apetece mucho, de verdad.—Le interrumpo tranquilizándole.—Era una pregunta tonta, no le des importancia, quiero comer contigo, de verdad.—Sonríe.

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora