Capítulo 13: Dar celos a Pablete

879 51 4
                                    

Genial, nos vamos a una fiesta a la que Alba me quiere llevar a rastras.

No es que me apetezca mucho salir, pero paso de quedarme en casa pensando en qué estará haciendo Pablo, porque sé que acabaré volviéndome loca.

Ni sé quién da la fiesta, bah, da igual, es una fiesta y punto.

Me pongo un vestido azul y unos tacones del mismo color. No me maquillo en exceso y dejo que mi pelo caiga en ondas sobre mis hombros.

No me apetecía arreglarme, la verdad, pero si todas se ponen monísimas (y sé que lo van a hacer) no quiero ser menos.

—¿Nos vamos ya?—Pregunto desde la entrada. Son unas malditas tardonas.

—¡Un minuto!—Gritan al unísono, en serio, dan miedo.

Espero en el coche hasta que las tardonas de mis amigas están listas y me miran desde el jardín, ¿qué hacen? ¿Por qué narices no entran?

—¿Qué pasa? ¿Dónde es la fiesta?

—Pues... No hace falta coger el coche. Podemos ir andando.

—Ah... ¿Está cerca?—Pregunto saliendo del coche y apoyándome en el capó.

—Bastante...

—¿Como de cerca...?—Pregunto, creo que se de que va esto pero espero equivocarme.

Por favor, que no sea lo que pienso, por favor... Jesusito escucha mis plegarias.

—Pues... es ahí.—Dice Carla señalando la casa de al lado.

Pues no, no me equivocaba.

—Osea, queréis que ligue con alguien en sus narices...—La única razón por la que querían que saliera, a parte de pasarlo bien, era volver a casa con alguien.

—Sí...

—¿Por qué?

—Para darle celos, así sabrás que le importas de verdad

—¿Qué mas da? A él le va a dar igual. Y si le importa será porque no querrá que pase de él.

—Créeme que no.

—Como queráis...—Me rindo, si no voy no me van a dejar en paz.

Entramos en su casa y la música invade mis oídos.

Nos acercamos a la barra y cuatro chicos se acercan y nos ofrecen una copa.

Esto empieza bien...

Ni rastro de Pablo, mejor todavía pienso, me giro y le veo besando a Laura como si no hubiera un mañana...

El universo está en mi contra, claramente. He tenido que ser muy mala en mi otra vida.

Que alguien me arranque los ojos, por favor, no quiero seguir presenciando este intercambio de saliva tan... Asqueroso.

Me pone celosa, claro que sí, pero sobre todo me cabrea que yo no le importe ni un poco.

Que le den. Seguro que ni siquiera sabía que iba a aparecer, seguramente pensaba que me iba a pasar la noche rezando para que me llamara, algo que no ha hecho, por cierto. Pues no, no pienso hacerlo. Él no es el centro de mi vida.

Me giro y miro a los chicos.

Son muy guapos y muy majos. Bebemos juntos y reímos sin parar.

¿El problema? Tres de ellos están muy interesados en mis amigas porque son amigos y llevan tiempo de tonteo en varias fiestas y el otro que queda es Rober, un amigo de mi hermano y, por tanto, no me pienso liar con él. Además, le gustaría más Lucas que yo, no sé si me entendéis...

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora