Capítulo 33: ¡¿UN DÍA?!

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Por una vez, no me despierta el sol o los pajaritos cantando felices como en una película romántica, no, sino Pablo y su acosadora manera de mirarme que me ha agobiado hasta tal punto que, aun estando cansada, me ha hecho abrir mis ojos.

-¡¿Qué?! Me agobia que me mires tan fijamente. ¿No se supone que la que te miraba dormir era yo?

Porque, hay que admitirlo, verle dormir es adorable.

-Estás preciosa mientras duermes. Además, tengo que aprovechar cuando no te comportas como una loca...

No es justo... Siempre me quita el enfado con cosas así, aunque lo de loca se lo podría ahorrar

-Gracias... Acosador.-Reímos

-¿Acosador?

-Ajá, acosador. Sé que me amas, pero no lo demuestres tanto.-Bromeo. Sonríe de una forma tan adorable que casi muero.

-En eso tienes razón.

-¿En lo de acosador?-Ríe y me da un pequeño beso

-No, en lo de que te amo.

Ya, acabo de morir. Demasiado azúcar por la mañana. Es como comerme un bote entero de nutella.

-No puedes ser tan adorable a esta hora...

-¿Y por qué no?-Sonríe de medio lado.

No por Dios, cosas sexys a las nueve de la mañana no...

-Porque entre eso y que está lloviendo esto es demasiado cliché. Solo nos falta acurrucarnos y ver pelis ñoñas juntitos.

-A mi me gusta acurrucarme...-Río y hace pucheros.-Pero tengo una idea mejor. Ven.

Me coge la mano y me pongo un pantalón y una camiseta suya antes de seguirle.

-¿A dónde estamos yendo?

-Solo ven.-Subimos unas escaleras hasta llegar a una buhardilla. Se tumba en un colchón que hay en el suelo y me tumbo a su lado.

Miro hacia arriba y veo como la lluvia cae en la ventana que está justo encima de nosotros.

-Es muy bonito.-Me acerca a él y me abraza.

-Quería que tuviéramos un poco de paz...

-Yo también... Creo que nos lo merecemos después de tantas peleas y tanto grito...

-¿No te apetece salir de fiesta o algo? Digo, tus amigas seguro que hacen eso.

-No, me apetece estar contigo ahora.

-¿Tus amigas no se van a enfadar conmigo por retenerte? Además, puedo hacer esas cosas contigo. Sabes que no me importa.

-No se enfadan porque saben que necesitamos tiempo juntos. Y prefiero quedarme abrazada a ti antes que en un sitio lleno de ruido, prefiero escuchar tu voz. Además... No sé cuando te marchas y quiero aprovechar los momentos que nos queden juntos.

Decido hacerle la pregunta que me lleva atormentando toda la mañana.

-Por cierto... ¿Cuándo te vas?-Su sonrisa desaparece

-¿No prefieres disfrutar el momento?

-Pablo...-Sonríe de manera triste

-Mañana

Pum, puñetazo al corazón.

¡¿MAÑANA?! Solo me queda eso... 24 horas y se marchará de nuevo a otro continente hasta quién sabe cuando.

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora