(43) Una curita al corazón

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Debía hacerlo, digo no era tan difícil después de todo es mi esposa y la comunicación es una de las cosas más importantes en una relación.

Pero la incomodidad de que pensara algo que no es, me sobrepasaba por completo entonces llegaba la incertidumbre. No hay razón para dudar de ella, en este caso no podríamos hablar de una traición.

Si no es eso ¿Qué podría ser? No me explico que es tan grave como para que nos lo oculte, hemos estado juntos por mucho tiempo y poniéndome de lado, toda su familia, su hermano y los chicos.

¿Por qué ocultarselos a ellos?

- Andas demasiado pensativo ¿Ocurre algo?

- Es lo que espero que tú me digas, Aysha.

- ¿Disculpa? Qué quieres decir con eso.

- ¿A dónde fuiste hoy? ¿Qué tanto hacías que llegaste tan cansada, por qué te pierdes por horas y nadie sabe dónde estás?

- ¿Estás bromeando, no? Ya te dije que tengo mucho trabajo, es todo. - Intentó salir pero tomé su brazo.

- Y tú y yo sabemos que no es cierto, por qué no confías en mí ni en tu familia ¿Qué es eso que tanto ocultas? ¿Es más importante que nosotros?

- ¡Ya vasta Koby, por el amor de Dios! No es el momento para hablar de esto estoy cansada.

- ¡Vas a un misterioso lugar todos los días, no permites que nadie te encuentre y encima haces jugosas compras!

- Ja no - Ríe negando - ¡Me mandaste a seguir pero es en serio Koby!

- Estoy preocupado por ti - Tomo su rostro entre mis manos - Me aterra que algo te pase, no lo puedes entender.

- ¡Esta no es la forma, no estás confiando en mi!

- ¡Pues tú tampoco lo estás haciendo, llevas seis meses en esto, en qué rayos estás pensando!

Respiró profundo un momento y negó, salió de la habitación dando un portazo.

Excelente Koby, lo has arruinado todo.

Me dejé caer en la cama con brusquedad sintiendole frustrado. Es increíble que hayamos discutido de esa manera, hace mucho tiempo que no lo hacíamos.

Ahora me siento peor, es muy incómodo estar en esta situación con ella después de todo lo que hemos luchado por arreglar las cosas.

Salí de la habitación y la busqué por todos lados pero no la encontré, fui por último a la habitación de nuestra hija y al abrir la puerta de espacio la vi ahí, acomodada a su lado.

Me recargue de la puerta y me deslicé hasta el piso no sé cuánto tiempo pasó pero me levanté y volví a entrar, esta vez ya dormía. La tomé en mis brazos con cuidado y la dejé en nuestra cama.

Sabía que no quería dormir conmigo pero yo no iba a permitir que durmiera incómoda por mi culpa, la tapé y tomé algunas cosas para irme a otra habitación.

(......)

A la mañana siguiente luego de darme una ducha, al bajar ya no estaba. Mi hijo estaba desayunando solo mientras veía un boletín de deportivo, respiré frustrado y me dejé caer en la silla ordenando que me sirvan algo de desayunar.

Al cabo que ni apetito tenía, sentía un amargo en mi boca desde la noche anterior y casi no pude ni dormir. Me sentía fatal.

Ángel me miró unos segundos pero no dijo nada continúo tranquilo con su desayuno y yo hice lo mismo. Pero sabía que en cualquier momento venía su sermón o por mucho un interrogatorio.

LIBRO #2 DE LA TRILOGÍA PSICÓPATA  (LOS FANTASMAS DEL PASADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora