Sé lo que hice, o creí saber pero me equivoqué. No tenía ni la mínima idea de lo que se sentía perder a alguien y saber que es tu culpa, que lastimaron a quien amas y tienes las manos atadas. Creí saber hasta que la hoja de volteo y me tocó vivirlo.Me tocó sentir la incertidumbre de los días y las noches sin poder dormir, muriendo de locura con el dolor más grande y la culpa más tortuosa.
Abro los ojos ante otra pesadilla y parpadeo varias veces intentando que mis ojos no duelan más, hace mucho tiempo que no pasaba por algo parecido. Me he obligado a dormir con esos malditos medicamentos.
Todo está oscuro y estoy en una esquina de la habitación el rincón más sombrío, tengo su foto en las manos volví a quedarme aquí de nuevo.
Hoy es el día treinta, exactamente un mes que hemos movido cielo y tierra buscándolo pero no hemos encontrado nada, simplemente desapareció y me da risa por que leo sus cartas una y otra vez y siento exactamente lo que sentía.
Me paro de golpe al sentir mi estómago revuelto y termino vomitando. Doy asco, observo mi reflejo en el espejo y no puedo creer lo que veo, está roto ni siquiera podría ver mi nariz de tan dañado que está.
Recogo mi cabello como quede, lavo mi rostro y mis dientes. Salgo de la habitación bajando las escaleras veo a los muchachos discutir en el jardín, veo ese maldito papel en las manos de el y corro.
Todos se alertan cuando me ven y corren en mi dirección para atraparme.
- ¡Dámelo, dámelo no lo escondas esta vez Álex! ¡Nunca voy a perdonarte lo que me estás haciendo te lo juro!
- Aysha por favor, solo déjalo por esta vez deja que Álex se encargue.
- ¡Quiero que me lo de, es a mi a quien quiere y no me dejan salvarlo!
- ¡No podemos perderte a ti también reacciona, tienes un hijo que debes cuidar, Angel necesita a su madre!
- ¡También a su padre! ¡Koby no está muerto!
Me toman de los brazos y me entran a la casa a la fuerza siento como me tiran a la cama y me atan otra maldita vez.
De repente todo se vuelve blanco y los rostros de mi familia son sustituidos por lo de unos enfermeros.
Mis ojos se llenan de lágrimas al despertar de nuevo, estas malditas paredes blancas me tienen confundida. Siento la aguja penetrar mi piel y cierro los ojos hasta que pasa, nuevamente siento como mi cuerpo se vuelve ligero como una pluma y todo se derrumba al ver a mi hijo detrás de ese cristal.
- L-lo siento - Susurro
Coloca su mano en el cristal y llora, mi corazón se rompe por esta distancia, este dolor y esta agonía.
La puerta se abre y veo a un cansado Álex acercarse a mi, sonríe pero sus ojos lloran acaricia mi cabello y me habla pero no entiendo lo que dice, solo lloro por que no lo entiendo.
Hago mi mayor esfuerzo por hablar pero mi lengua pesa demasiado no puedo ni moverla. Mis ojos van cayendo y me niego a creer que aún no lo veré.
(.......)
El reloj marca las dos y treinta y cinco de la mañana
Observo la puerta blanca fijamente, puede que lleve unas tres horas aquí sentada sin hacer nada más que pensar. En estas cuatro paredes blancas no puedo hacer nada, necesito salir de aquí.
Pero no puedo, las drogas que me dan me inmovilizan de tal manera que pronto mis pies no servirán, son muy fuertes, veo a los enfermeros entrar y se acercan a mi pues es el momento de las vitaminas.
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LIBRO #2 DE LA TRILOGÍA PSICÓPATA (LOS FANTASMAS DEL PASADO)
RomanceEL FANTASMA DEL PASADO Los años pasan y las cicatrices sanan o simplemente las apariencias engañan. Después de tantas partidas y movimientos las cartas siguen sobre la mesa esperando una próxima jugada. El pasado hace presencia y es hora de enfrenta...