LIBRO #2 DE LA TRILOGÍA PSICÓPATA (LOS FANTASMAS DEL PASADO)

(33) Un deseo eterno

La vida es un misterio y con total seguridad se puede decir que nunca nada es lo que parece.

Y aquí estamos, juntos los tres a bordo de un avión camino a casa son tantas emociones juntas, al final tuvimos que quedarnos unos seis meses más, ya que Ángel me pidió terminar el año en la preparatoria.

Así se completaron dos años de nuestra estadía en ese lugar. Estaba demasiado ansiosa por volver, todo resultó mejor de lo que pensaba, Angel y yo también fuimos con una psicóloga y la verdad fue la mejor decisión que pude haber tomado.

A mi derecha Angel, feliz de volver, a mi izquierda Álex tan solo perdido en sus pensamientos me imagino lo temeroso que se siente al volver. Lleva siete meses aquí con nosotros alejado de todo lo que conoce, sobre todo de Camilo.

Veremos que nuevo caos nos encontramos.

Y yo muriendo de nervios, no tengo otra descripción para nuestra situación. Estamos bien pero estamos perdidos en sentimientos confusos que aún no sabemos a dónde nos llevará.

Siete horas más tarde...

¡El vuelo más pesado de la historia! Estoy muerta siento que todo el cuerpo me tiembla muero por estirar los pies, creo que si pudiera correr lo haría.

Llegamos al aeropuerto, veo a Ángel un poco ¿Incómodo? Está sudando frío el pobre, no sé que rayos le pasa.

- ¡Tío tío! Acompañame al baño - Grita dando saltitos.

-  Que te pasa an....-- Salió corriendo llevándose a Álex

Bueno al menos espero que no tarden por aquí todo está lleno de gente y si tengo esperanzas de ver a alguien conocido aquí.

Dejo las maletas en un lugar seguro y voy por un poco de agua mientras espero a los chicos.

Teniendo mi vaso doy la vuelta y choco con alguien mis ojos se abren de golpe al ver la bebida caliente sobre su ropa.

Intento limpiarlo y detiene mi mano bruscamente.

- Oh lo siento no fue mi... - Jala de mi mano con brusquedad e intento detenerlo.

- Óyeme que rayos te pasa suelta mi mano ahora, te dije que fue un accidente

Me empuja hacia un pasillo oscuro y tapa mi boca arrastrandome a la fuerza. Siento como mi respiración se agita y cierro los ojos tratando de calmarme.

-Escúchame atentamente, tengo un juguete - Saca una arma - Que no dudaré en usar, ahora caminarás de lo más normal por ese pasillo un movimiento en falso y te vuelo los sesos ¿Entendiste?. O mejor aún a ese pequeño Angelito tuyo.

Niego y asiento lentamente y doy pasos lentos sintiendo su arma en mi espalda baja, que buena bienvenida esta, como no pudieron atacarme estando fuera ahora quieren hacerme la vida imposible aquí.

¿Y ahora que diablos está pasando?

Estoy aterrada y no por mí, más bien por mi hijo ¿Y si también lo tienen? No espero que no, me quieren a mi y es mejor que ellos estén alejado y fuera de peligro.

No puedo creer que esto esté pasando de nuevo. Llegamos a la salida trasera y se estaciona una camioneta blindada, abren la puerta y entramos. Respiro varias veces mirando a estos tipos y no los conozco para nada.

- Quienes son - Se coloca la pistola en la boca mandandome a callar.

- Si algo odio, es el ruido - Niega con la cabeza - Acaso, ¿Escuchas algo aquí? Pues no, así que ni media palabra - Patético.

Miro por la ventanilla y reconozco  este lugar nos estamos alejando de la cuidad, solo pido que Ángel y Alex estén bien.

Empiezo a ver muchos árboles, una zona diferente seguro es otra cabaña es lo típico de estos maleantes. Llegamos a una enorme casa y me obligan a bajar, abren la puerta principal y el hombre me mira detenidamente.