(41) El día de una boda....

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Ella y yo, fuimos, somos, y siempre seremos uno; eso nadie lo cambiará.

Unos días en el mundo contigo...

Era un soleado martes a las seis de la mañana y me despertaron los choques de las olas, el crujir de los cangrejos y los cantos de los pajarillos al despertar. Observe a mi lado y sonreí al ver a ese hermoso hombre a mi lado; con su cabello alborotado, sus labios entreabiertos y un hilo de saliva diabujado en la comisura de sus labios y aun no dejaba de ser el hombre mas hermoso del mundo.

Me coloque la bata y sali de la habitación caminando en cuclillas hasta la pequeña cocina de la cabaña. Comence a preparar un poco de chocolate y mientras hervia calentaba el croissant relleno de queso que yo tanto amana, corte las frutas y segui con el café añadiendo un poco de miel.

Servi en la mesa y cerre los ojos por inercia al sentir la fría brisa marítima chocar contra mi cuerpo sin piedad asome la cabeza un momento a la alcoba y sonreí al verlo aun desnudo, observe el chocolate humeante y retire mi bata mientras me acercaba a la ducha en el jardín.

Deje caer el agua sobre todo mi cuerpo y sorprevisamente unas enormes manos tomaron mi cintura, me voltee y moje su cuerpo con el grifo me beso dulcemente pegando mi cuerpo mas al suyo, colgué el grifo sobre nuestras cabezas y mis piernas quedaron enredadas en su cintura; dio unos pasos hacia adelante pegando mi espalda a la pared de madera.

Senti mi cuerpo estremerserce al sentir su virilidad en mi cavidad llenándome por completo, sus manos apretando fuerte mi cintura y sus labios navegando entre los mios con desenfreno una estocada tras otra perdiendo el control.

Mis dedos terminaron enredados en su cabello y mis gemidos atrapados entre sus labios, poco a poco el agua ceso y las penetraciones tomaron un ritmo suave y tortuoso pero mas excitante, sus ojos se clavaron en los mios llenos de lujuria y placer mezclado con ternura, continuo besando mi cuello, me dejo de pie y siguió un lento recorrido por todo mi cuerpo hasta enterrar su cabeza en mi vagina, abriendo mis labios haciéndose camino con su lengua; sus manos apretaron mis piernas obligándome a abrirlas cerre los ojos mordiendo mis labios al sentir mi clitoris palpitando.

Mi mano se aferro fuerte a su cabeza haciendo presión para que continuara de un movimiento rápido me tomo en sus brazos llevándome a la cara, su pene estaba erecto que temía que me disparara en cualquier momento, con ese pensamiento en mi cabeza solté una carcajada y me dejo en la maca con sumo cuidado.

Volvió a adentrarse en mi con delicadeza moviendo sus caderas suavemente, frotando su virilidad sobre mi clitoris,. Mis uñas quedaron clavadas en su trasero tratando de acelerar su movimiento, mas solo recibí un regaño silencioso; beso mis labios y unas lagrimas salieron de sus ojos, diciendo que me amaba entre besos. Sus manos y su lengua tomaron mis pechos son deseo, entrelazo sus manos con las mías acelerando sus penetraciones hasta hacerme gemir sin control.

Estaba demasiado excitada, con mis piernas temblando y mi espalda arqueada pidiendo mas sintiendo mi vagina estremecerse sin control las paredes separándose y dilatando mi entrada con los fluidos como si del juego de un chapoteo se tratara, grite pidiendo mas ante la exigencia de mi cuerpo a punto de explotar sus labios se abrieron y un gemido grave salido directo de su garganta se mezclo con los míos.

Lo sentía tibio, jugoso y palpitando dentro de mi, ambos con el corazon a punto de salir del pecho y la respiración agitada. Acaricie su cuerpo sudado y el mi cuello, mis senos y mis labios que los termino besando con delicadeza.

- Creo que nunca dejare de sentir estas ganas de ti, eres un vicio para mi.

- Me he quedado atrapada entre tus brazos, es una droga imposible de dejar - Sus ojos volvieron a brillar con lujuria.

LIBRO #2 DE LA TRILOGÍA PSICÓPATA  (LOS FANTASMAS DEL PASADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora