(37) Confianza rota

44 6 0
                                    

No importa cuánto luche, no importa cuántas veces de mi vida por la tuya no hay perdón si no hay confianza en tu corazón...

Al llegar a casa salgo del auto y tomo más maletas.

Entramos a casa y llamo a Lucia para que le ordene a una de las muchachas que prepare la habitación de mi hijo, lo miro y le doy la opción de escogerla el mismo.

Asiente y le doy su maleta, se van juntos y subo detrás de ellos yendo a la habitación donde dejé a Aysha, abro la puerta lentamente y asomo la cabeza, una sonrisa se dibuja en mi rostro al verla dormir plácidamente.

Dejo la maleta a un lado y saco sus medicamentos y los coloco en uno de los cajones para cuando pueda tomarlos, me siento a su lado y tomo su mano besándola con dulzura. Beso su frente y se remueve un poco así que me alejo para no despertarla.

Escucho unos ruidos y salgo rápidamente yendo a la puerta principal veo a un chico correr hacia mi y logro reconocerlo cuando se abalanza a mis brazos casi haciéndome caer.

- ¡Tío, cuánto tiempo sin verte!

- ¡César hijo, que grande estás! - Lo levanto y ríe al ver que aún puedo con el - Estás echo todo un hombre, me da mucho gusto verte.

-  A mi también tío y Angel, muero por darle una paliza

- ¡César! - Grita el mencionado eufórico - ¡Ven aquí pendejo!

Ambos corren encima del otro y caen al piso jugando a los golpes de ponen de pie y se abrazan riendo como dos tontos. Ángel sale corriendo y saluda a la madre de César y luego suben corriendo.

- Mika - Beso su mejilla y la abrazo - Que gusto verte ¿Cómo estás?

- Muy bien Koby y espero que ustedes también - Asiento y los invito a la sala.

Mika toma a su esposo Carlos de la mano y luego pasan Álex y Camilo cada cual por su lado, quien sabe que irá a pasar con estos dos. Nunca se ponen de acuerdo y ahora se tratan cordialmente como si solo fueron compañeros de piso o trabajo.

Los dejo hablando y voy a la cocina mando a preparar unos aperitivos y vuelvo con ellos quienes ríen plácidamente. Mika nos cuenta como le fue en su viaje, ya que, por su trabajo lo hace mucho a diferencia de nosotros ella si es una legal.

Las muchachas llegan y les ayudo a servir aunque estos pendejos se burlen de mi diciendo que debería trabajar de mesera con un delantal por que me va muy bien.

Estamos todos riendo a carcajadas cuando veo a Aysha aparecer de repente mirándonos confundida, me acerco a ella y me encuentro con su fria mirada.

- Por qué te levantaste - Tomo su mano - Debes descansar, aún no te has recuperado.

- Estoy bien, no te preocupes tengo cosas que hacer - Pasa de mi - Buenas tardes, disculpen, Camilo ven conmigo.

Pasa de mi sin siquiera mirarme y la sigo abre la puerta del despacho y la miro fijamente, me recrimina con la mirada y trata de evitarme.

- ¿Qué fue lo que pasó? Aysha dime qué hacías en ese lugar ¿Por qué hicieron todo eso?

- Koby, por favor no me presiones aún no puedo decirte - No entiendo por qué me trata así - Déjanos solos por favor.

Agacho la cabeza un momento y río negando ella no está dispuesta a escucharme, es la misma mierda de siempre, ni ella ni mi hijo son capaces de creerme.

Tenso la mandíbula y salgo dando un portazo me quedo un momento recargado en la puerta tratando de calmarme, siento ese nufo formarse en mi garganta destrozando mi pecho.

LIBRO #2 DE LA TRILOGÍA PSICÓPATA  (LOS FANTASMAS DEL PASADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora