Capítulo VI

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Narra Matteo:

Durante la siguiente media hora solo nos ocupamos en escapar. Cambiamos dos veces de tren. No sabíamos a dónde íbamos, pero logramos despistar al helicóptero.

Lamentablemente, cuando bajamos del tren, no encontramos en medio de una zona industrial donde solo habían hangares y nueve. Mucha nieve.

Que idiota fui al no ponerme un mejor abrigo para el frío.

Vagamos por cocheras del ferrocarril. Aquí solo habían vagones de carga que parecían no haber sido utilizados en años.

Vimos a un vagabundo junto a un cubo de basura en el que había encendido fuego.

- ¿Necesitan calentarse? ¡Acérquense! - Dijo el vagabundo con una sonrisa amable.

Todos nos acurrucamos al rededor del fuego.

- Quizás tendríamos que ponernos en contacto con el campamento - Dijo Bianca.

- No - Replicó Zoë - Ellos ya no pueden ayudarnos. Tenemos que concluir está búsqueda por nuestros medios.

- Zoë tiene razón. Ya estamos aquí, tenemos que hacer todo por nuestra cuenta - Dije yo. Aún tiritando un poco por el frío.

- ¿Saben? - Dijo el tipo de la barba desalineada - Uno nunca se queda sin amigos. ¿Necesitan un tren que vaya hacia el oeste?

- Si - Respondí - ¿Usted conoce alguno?

El hombre nos sonrió y señaló con su dedo hacia un tren de carga reluciente. A un lado estaba escrito "Linea del sol oeste"

- Ese... Nos viene perfecto - Dijo Thalía, se notaba que aún tenía frío. Al igual que yo - Gracias, eh...

Ella se volteo hacia el vagabundo, pero este había desaparecido. El cubo de basura estaba frío y completamente vacío. Como si ese hombre jamás hubiese estado allí.

~•~

Una hora más tarde, íbamos tranquilamente hacia el oeste. Ya no habían discusiones por quién conducía, porque teníamos un auto de lujo cada uno.

Zoë y mí hermana se habían quedado profundamente dormidas en un Lexus.

Grover jugaba a los conductores de carrera en un Lamborghini.

Thalía y yo habíamos escogido un Mercedes negro para compartir, ya que yo no me animaba a conducir. Por lo que ella conducía y yo me sentaba en el asiento del copiloto.

- ¿Puedo sentarme con ustedes? - Pregunto Jackson.

Thalía se encogió de hombros y yo asentí con la cabeza. Percy abrió la puerta y se sentó en la parte trasera del auto.

- Bonito abrigo - Dijo Thalía a Percy.

- Si, pero el león de Nemea no era el monstruo que estamos buscando.

- Ni ahí. Estoy seguro de que se verá mucho más peligroso que ese león - Dije.

- Sea cual sea ese monstruo misterioso, el General dijo que saldría a tu encuentro - Dijo el hijo de Poseidon mirando a la hija de Zeus - Querían separarte del grupo para que el monstruo pudiera luchar en solitario contigo.

- ¿Dijo eso? - Pregunto ella.

- Bueno, algo parecido

Me quedé en silencio un momento - Quizás querían sacarse un problema de encima, después de todo eres una excelente guerrera.

Thalía se tomo como halago mis palabras, por lo que sonrió de forma egocéntrica.

- Saben a dónde vamos, ¿No? - Pregunto Thalía - San Francisco. Era allí a dónde iba Artemisa.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora