Capítulo XVII

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Narra Issac:

Las nueve musas se ocupaban de la música, y note que sonaba lo que tú querías que sonara: los dioses escuchaban música clásica y los semidioses hip-hop o lo que ellos quisieran. Sin discusiones ni peleas.

Dioniso de aquí para allá creando puestos de refrescos y siempre del brazo de una mujer muy guapa: su esposa Ariadna.

Los dioses se acercaban a felicitar a Percy y a mi, también a hablar un rato.

Apolo me dijo que podía conducir su auto cuando quisiera, y que si necesitaba ayuda con algo que se la pidiera. Aún me sorprendia que mi dios favorito fuera también mi padre.

Percy estaba junto a mi, hablando con mi papá.

- A decir verdad no soy muy bueno con el arco - Dijo Jackson.

- ¡Tonterías! ¡Imagínate hacer practicas de tiro desde el auto mientras sobrevuelas todo el país!, ¡No hay nada más divertido! - Exclamó Apolo emocionado.

- Descuida - Dije - Yo también puedo enseñarle.

El dios del sol sonrió de forma paternal - Está bien, hijo. Eh visto tu talento con el arco, es impresionante.

Me sonroje ligeramente - Gracias, pa.

Me excusé con ir a buscar a una amiga y me deslicé entre la multitud que bailaba en los patios del Olimpo.

De un momento a otro, oí la voz de una mujer conocida.

- Tu padre tiene altas expectativas sobre ti, ¿Lo sabes? - Me dijo la mujer de ojos grises, era muy parecida a Annabeth.

- Atenea, ¿No? - Dije y ella asintió con seriedad - ¿Usted fue la señora misteriosa del bar?

- Asi es, joven - Respondió - Debía ayudarte un poco con tu problema de la memoria. Aunque la cazadora te contó antes de su fallecimiento.

- De igual forma aún no se mucho - Conteste.

Atenea sonrió con frialdad - La sabiduría no siempre es popular. Pero yo he dicho la verdad. Tu amigo es peligroso.

- Usted no tiene amigos, ¿Verdad? - Exclamé. No tengo idea de donde saque el valor para hablarle así a la diosa - Percy Jackson es alguien importante para mi. No lo abandonare solo porque usted dice que él es peligroso.

Ella frunció el seño - ¿Hablas en serio, semidios? Se bien que tu defecto fatídico no te va a ayudar, me atrevo a decir que será tu perdición.

Annabeth y Percy me hablaron un poco sobre los defectos fatídicos, cada héroe tiene uno. El de Annabeth era el orgullo, el de Percy la lealtad excesiva y el mio aún no lo sabía.

- Cronos conoce tu defecto, aunque tú lo ignores. Él sabe estudiar a sus enemigos. Piensa, Issac. ¿Cómo ha hecho para manipularte? Primero te alejo de tu madre. Luego murió tu "hermana" - Hizo una pausa - En ambos casos tus personas queridas fueron utilizadas para atraerte a la trampa que Cronos te había tendido. Tu defecto fatídico es el narcisismo. Tú nunca comprendes cuándo debes detenerte o callarte la boca.

- Eso no es verdad. Al menos no con la gente que me importa - Conteste - Solo quiero proteger a mis amigos.

- Los defectos más peligrosos son los que resultan buenos con moderación - Dijo ella y me clavó su fría mirada.

- ¡Issac! - Gritó Annabeth, que se acercaba. Interrumpiendo mi conversación con la diosa.

- Ah... madre - Pronunció Annabeth.

- Te dejo - Me dijo Atenea.

- ¿Te ha hecho pasar un mal rato? - Me preguntó la rubia.

-No mucho, estoy bien - Respondí.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora