Capítulo XII

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Narra Percy:

- ¡Corre, Michael! - Grité. Parecía que Issac no estaba cerca, sino estaba seguro de que lo habria ayudado sin dudar.

- ¡Percy, el puente! - Me advirtió - ¡Está flaqueando!

Al principio no lo entendí. Entonces bajé la vista y vi grietas en el pavimento. Había algunos trechosmedio fundidos por el fuego griego. El puente había recibido una buena paliza entre el estallido deCronos y las flechas explosivas.

- ¡Rómpelo! - Gritó Michael - ¡Utiliza tus poderes!

Era una idea desesperada que no funcionaría, pero le hice caso y clavé a Contracorriente en el suelo.La hoja mágica se hundió hasta la empuñadura, como si el asfalto fuese de mantequilla, y de la rendija
empezó a brotar agua salada a chorro, como de un géiser. Al sacar la hoja, la fisura se ensanchórápidamente. El puente se estremeció y empezó a desmoronarse. Caían bloques del tamaño de una casa
al río Este. Los hombres de Cronos gritaban alarmados y retrocedían a gatas. Algunos habían caído debruces y no lograban levantarse. En cuestión de segundos, se abrió una sima de quince metros en el
puente de Williamsburg entre Cronos y yo.

Las sacudidas se interrumpieron. Los hombres de Cronos se acercaron al borde y contemplaron elabismo de cuarenta metros que había hasta el agua.Sin embargo, no me sentía seguro. Los cables de suspensión seguían unidos y los enemigos podíanllegar por allí a nuestro lado si reunían el suficiente valor o tal vez Cronos dispondría de algún medio
mágico para rellenar el hueco.

El señor de los titanes parecía estudiar la situación. Miró a su espalda, al sol naciente, y luego medirigió una sonrisa desde la otra orilla de la sima.

- Hasta la noche, Jackson - Dijo.Dicho lo cual, montó en su caballo, hizo un caracoleo y partió al galope hacia Brooklyn, seguido de susguerreros.

Me volví hacia Michael para agradecerle la idea, pero las palabras se me quedaron atascadas. A cincometros, había un arco en el suelo. Su dueño no aparecía por ningún lado.

- ¡No!

Corrí a buscar entre los escombros de nuestro lado del puente y miré hacia el río, nada.Solté un aullido de rabia y frustración. El eco se prolongó una eternidad en la mañana inmóvil. Iba asilbar para que Blackjack me ayudara a buscar cuando sonó el móvil de mi madre. Según decía en lapantalla, tenía una llamada de Finklestein y Asociados: probablemente un semidiós que me llamabadesde un teléfono prestado. Respondí, rezando para que fueran buenas noticias, pero naturalmente, me equivocaba.

- ¿Percy? - Era la voz de Silena - Hotel Plaza. Será mejor quevengas deprisa y que traigas a un sanador de la cabaña de Apolo. Se trata de… Issac y Annabeth.

~•~

Me llevé conmigo a Will Solace, de la cabaña de Apolo, y les dije a los demás que siguieran buscando a Michael Yew. Tomamos prestada la Yamaha de un motorista dormido y volamos hacia el hotel Plaza a una velocidad que le habría provocado un ataque a mi madre. Nunca había conducido una moto, pero no era más difícil que montar en pegaso.

Por el camino me fijé en un montón de pedestales vacíos en los que normalmente había estatuas. El plan Veintitrés estaba funcionando, al parecer. Lo cual no sabía si era bueno o malo.

Sólo nos costó cinco minutos llegar al Plaza: un hotel anticuado de piedra blanca, con un tejado azul a varias aguas, en la esquina sudeste de Central Park. Desde el punto de vista táctico, el Plaza no era el mejor lugar para establecer el cuartel general. No era el edificio más alto de la ciudad y tampoco el más céntrico. Pero tenía cierto estilo de la vieja escuela y
había atraído a lo largo de los años a un montón de semidioses famosos, como los Beatles o Alfred Hitchcock, así que pensé que estábamos en buena compañía.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora