Capítulo XI

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Narra Percy:

Íbamos muy bien hasta que tropezamos con las raíces de los árboles. La araña corría a toda velocidad y nosotros manteníamos su ritmo, pero al ver un túnel lateral excavado en la tierra desnuda, plagado de gruesas raíces, Grover se detuvo en seco.

- ¿Qué pasa? - Pregunté.

Él ni siquiera se movió. Miraba boquiabierto el túnel, mientras el viento le alborotaba el pelo rizado.

- ¡Vamos! - Grito Annabeth - ¡Sigamos adelante!

- Es este el camino - Musitó Grover - Es este.

- ¿Qué camino? - Pregunté - ¿Quieres decir... para encontrar a Pan?

Grover miró a Tyson y le pregunto: - ¿No lo hueles?

- Tierra - Dijo Tyson - Y plantas.

- ¡Sí! Es el camino. ¡Estoy seguro! - Exclamó el sátiro.

La araña se alejaba ya por el pasadizo de piedra. Unos segundos más y le perderíamos la pista.

- Ya volveremos - Prometió Annabeth - En el camino de vuelta para hablar con Hefesto.

- El túnel habrá desaparecido para entonces - Protestó Grover - Tengo que seguirlo. ¡Una puerta así no permanecerá abierta mucho tiempo!

- Pero no podemos - Objetó Annabeth - ¡Las fraguas!

- El sátiro tiene razón - Se metió Nico - Si él necesita encontrar a Pan deberías dejarlo. Esa entrada no estara abierta para cuando volvamos.

Grover asintió y miró a la hija de Atenea con tristeza - Tengo que hacerlo, Annabeth. ¿No lo comprendes?

Ella parecía desesperada, como si no entendiera nada. La araña casi se había perdido de vista.

- Nos dividiremos - Decidí.

- ¡No! - Dijo Annabeth - Sería muy peligroso. ¿Cómo volveremos a encontrarnos? Además, Grover no puede ir solo.

Tyson le puso a Grover una mano en el hombro - Voy con él. El niño cabra necesita ayuda, encontraremos al dios. Yo no soy como Hefesto, confío en los amigos.

Grover respiró hondo - Volveremos a encontrarnos, Percy. Tengo que
hacerlo.

No lo culpaba, era el objetivo de su vida. Si no encontraba a Pan en aquel viaje, el consejo de sátiros no le daría otra oportunidad.

- Espero que tu intuición no sea equivocada - Dijo Nico, cruzado de brazos.

- Estoy seguro - Dijo Grover, convencido.

Miré a Tyson, quién se tragó un sollozo y me dio un abrazo. Enseguida él y Grover se internaron en el túnel de las raíces y desaparecieron en la oscuridad.

- Esto no me gusta - Se quejó Annabeth - Separarse es una idea muy, pero que muy mala.

- Volveremos a encontrarnos - Asegure.

- Si, seguro - Dijo Nico. Aunque no pude notar si eso era sarcasmo o no.

- Ahora vamos. ¡La araña se está
alejando! - Dije.

~•~

Dos semanas después, habían pasado muchas cosas. Fuimos a la fragua de Hefesto y terminamos peleando contra unos monstruos que jamás había visto. Un volcán explotó y acabe en una isla perdida, dónde conocí a una chica muy linda llamada Calipso. Luego encontré la forma de huir de allí y volví al campamento.

~•~

Habíamos quedado en Times Square. Rachel Elizabeth Dare nos aguardaba delante del Hotel Marriot Marquis y estaba completamente pintada de color dorado. Quiero decir, su cara, su pelo, su ropa: todo. Parecía que la hubiese tocado el rey Midas. Se hallaba de pie como una estatua con otros cinco chicos, todos pintados con colores metálicos y todos congelados en distintas posturas, mientras los turistas pasaban por delante a toda prisa o
se detenían a contemplarlos. Algunos lanzaban unas monedas a una lona extendida sobre la acera.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora