Capítulo IX

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A la salida de la chatarrería, nos encontramos con un camión de remolque, se veía bastante viejo. Pero el motor arranco y tenía el depósito casi lleno, así que decidimos usarlo.

Thalía conducía, ya que era la menos afectada luego de lo ocurrido. Zoë estaba cabizbaja, Percy parecía sentirse culpable, Grover estaba apenado por el destino de mi hermana.

Yo aún tenía los ojos algo rojos por haber estado llorando mucho, no lograba esbozar una sonrisa del todo convincente para mostrar que estaba supuestamente bien y mí ánimo estaba por los suelos.

- Los guerreros esqueleto aún están por ahí - Dijo Grace - Tenemos que seguir adelante.

Avanzamos por el desierto bajo un cielo completamente azul. Zoë iba en la cabina junto a Thalia. Grover, Percy y yo en la caja.

- Tendría que haberme tocado a mí - Dijo Percy - Tendría que haberme metido yo en el gigante.

- No digas eso - Dije. Con la mirada fija en el suelo de la caja y con el rostro entre mis rodillas - Debería haber sido yo, no Bianca.

- ¡No, chicos! Ninguno merece terminar de esa forma - Exclamó Grover.

Me quedé callado. No quería bajarle los ánimos al niño cabra. Pero a mí no me habría molestado dar mí vida por la de mi hermana menor. Aún habiendo peleado mucho con ella antes de eso.

Luego de algunos minutos en silencio, tuvimos que detenernos, ya que él depósito se había acabado. De todas formas no importaba, la carretera se había acabado.

Thalia bajo y cerro de un portazo. Al instante se rompió un neumático.

- Estupendo. ¿Que más? - Exclamó ella, fastidiada.

No había nada interesante en el lugar donde estábamos. Era puro desierto. Solo había un río que tendría más o menos unos quince metros de ancho.

- Hay un camino - Señalo Grover - Podemos bajar, al río.

Levanté la vista y vi un camino diminuto junto al río.

- Eso es un camino para cabras - Dijo Percy.

- ¿Y que? - Pregunto el chico cabra.

- Que los demás no somos cabras - Conteste, en un tono algo seco. Pero esa no era mí intención.

- Podemos hacerlo, me parece a mí - Contesto Grover.

Mire a mí amiga de reojo, notando lo pálida que se había puesto. Recordé su problema con las alturas.

- No lo creo - Conteste ligeramente seco. Pero era porque no estaba del mejor humor luego de lo ocurrido con mí hermana. No sabía cómo lidiar con mí propio sufrimiento - Deberíamos ir corriente arriba.

- Pero...

- Vamos. Una caminata no nos vendrá mal - Dijo Percy. Entendiendo porque dije tal cosa.

Seguimos el curso del río durante un kilómetro y llegamos a una pendiente por la que era mucho más fácil bajar. En la orilla había un centro de alquiler de canoas, aunque para esta época del año ya estaba cerrado.

Percy dejo un puñado de dracmas de oro en el mostrador, que parecen ser la moneda de los seres mágicos.

- Tenemos que ir corriente arriba - Indico Zoë - Los rápidos son muy violentos.

- Eso dejamelo a mí - Exclamó Percy mientras empezaba a transportar las canoas al agua.

En cuanto nos metemos en el río, pudimos ver que debajo de nosotros habían dos nayades. Tenían la apariencia de dos adolescentes comunes, lo único diferente era que estaban bajo el agua.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora