Capítulo XII

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- ¿Annabeth?- El hombre se enderezó como si le hubiesen aplicado una
descarga eléctrica - ¿Ella se encuentra bien?, ¿Ha ocurrido algo?

Ninguno de los cuatro respondió, pero por nuestra expresión debió entender que pasaba algo grave. Se quitó el gorro y los anteojos. Su pelo era rubio, como el de Annabeth, y tenía unos intensos ojos castaños. Tenía aspecto de no haberse afeitado en unos cuantos días.

- Será mejor que pasen - Dijo.

Thalía dudo si obedecer, la mire con una sonrisa ladina - No conozco a esa tal Annabeth, pero creo que ese señor tiene buena vibra, así que no veo razones para no confiar en él.

Ella me miró con el seño fruncido, para luego soltar un suspiro y sonreírme.

- Tienes razón, Matt. Entremos.

Al entrar vimos que había robots construidos con piezas de lego en las escaleras y dos gatos durmiendo en el sofá de la sala. Toda la casa olía a
galletas de chocolate recién orneadas. De la cocina llegaba una melodía de jazz. Parecía un hogar desordenado y feliz.

Me gustaría haber podido tener algo como eso cuando era niño. No se porque, pero ni siquiera recuerdo mí niñez.

- ¡Papi! - Gritó un niño - ¡Me está rompiendo los robots!

- Bobby - Dijo el doctor Chase distraídamente - No rompas los robots de tu hermano.

- Vale, papi - Contesto Bobby.

El doctor se volvió hacia nosotros - Subamos a mi estudio. Por aquí.

- ¿Cariño? - Dijo una mujer, que creo que era la madrastra de Annabeth. Era una mujer asiática bastante guapa, con reflejos rojizos en el cabello.

- ¿No me presentas a tus invitados? - Dijo ella.

- Ah - Dijo el doctor Chase, recordando que debió preguntar nuestros nombres - Éste es... - Nos miró con aire inexpresivo.

- ¡Frederick! - Le reprendió ella - ¿No les has preguntado sus nombres?

Nos presentamos nosotros mismos, algo incómodos, aunque la señora Chase parecía ser simpática. Nos preguntó si teníamos hambre. Reconocimos que sí, y ella dijo que nos traería sándwiches y
refrescos.

- Querida - Dijo el doctor - Vienen por Annabeth.

La mujer se mostró preocupada - Muy bien. Acomodense en el estudio, enseguida subiré una bandeja.

- Encantada de conocerlos - Dijo ella y volvió a la cocina.

Subimos al primer piso y entramos en el estudio del doctor.

- ¡Vaya! - Exclamo Percy asombrado.

Las cuatro tenías muchos estantes, estos estaban cubiertos de libros, pero lo que me llamó la atención de verdad fueron los juguetes bélicos. Había una mesa
enorme con tanques miniatura y soldados combatiendo junto a un río
pintado de azul y rodeado de colinas, arbolitos y cosas así. Colgados del techo, un montón de biplanos antiguos se ladeaban en ángulos imposibles, como en pleno combate aéreo.

Chase sonrió - La tercera batalla de Ypres. Estoy escribiendo un trabajo sobre la importancia de los Sopwith Camel en los bombardeos de las líneas
enemigas. Creo que tuvieron un papel mucho más destacado del que se les ha reconocido - Sacó un biplano de su soporte e hizo un barrido con él por el campo de batalla, emitiendo un rugido de motor y derribando soldaditos
alemanes.

- Claro, entiendo - Dije.

Zoë se acercó y estudió el campo de batalla en miniatura - Las líneas alemanas estaban más alejadas del río.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora