A Blurred Story [Percy Jackson]

Capítulo XIV

Narra Matteo:

Realmente yo no esperaba esa revelación y lo más terrible fue que les encontre un parecido entre si. Atlas tenía la misma expresión fría y orgullosa que Zoë cuando se molestaba.

- Suelta a Artemisa - Exigió Zoë.

Atlas se acercó a la diosa - ¿Acaso te gustaría tomar el peso del cielo de sus hombros...? Adelante.

Zoë abrió la boca para decir algo, pero Artemisa gritó: - ¡No! ¡Ni se te ocurra ofrecerte, Zoë! ¡Te lo prohíbo!

Atlas sonrió con sorna. Se arrodilló junto a Artemisa y trató de tocarle el rostro, ella intento morderlo, pero el titan se movio a tiempo.

- ¿Lo ves, hija? A la señora Artemisa le gusta su nuevo trabajo. Creo que cuando Cronos vuelva a gobernar pondré a todos los olímpicos a sostener por turnos mi carga. Aquí, en el centro de nuestro palacio. Así aprenderán un poco de humildad esa pandilla de enclenques.

Percy miraba hacia la chica rubia, y pareció notar unos mechones grises que antes no tenía.

- Es por sostener el cielo - Murmuró Thalia, explicando a Percy - El peso debería haberla matado.

- No entiendo - Dije confundido - ¿Por qué Artemisa no puede solo soltar el cielo?

Atlas se echó a reír - ¡Qué poca inteligencia, jovenzuelo! Este es el punto donde el
cielo y la tierra se encontraron por vez primera, donde Urano y Gaia dieron a luz a sus poderosos hijos, los titanes. El cielo aún anhela abrazar a la tierra. Alguien debe mantenerlo a raya, de no ser así, se desmoronaría y aplastaría en el acto la montaña y todo lo que hay en cien leguas a la redonda. Una vez que has tomado sobre ti esa carga, ya no hay escapatoria - Atlas sonrió - A menos que alguien la tome de tus hombros y ocupe tu lugar.

Se acercó y nos examinó a Thalia, Jackson y a mí - Asi que éstos son los mejores héroes de esta era... No parece que representen un gran desafío.

- Combate con nosotros - Lo reto Percy - Y lo veremos.

- ¿No te han enseñado nada los dioses? Un inmortal no lucha con un simple mortal. Quedaría por debajo de nuestra dignidad. Dejaré que sea Luke quien te aplaste.

- O sea, que tú también eres un cobarde - Dijo el hijo de Poseidon y yo le hacia señas para que cerrara la boca.

Los ojos de Atlas brillaron de odio. Haciendo un esfuerzo, centró su atención en Thalia y en mí.

- En cuanto a ustedes, parece que Luke se equivocó. No creo que sean de utilidad para Cronos.

- No me equivoqué - Acertó a decir Luke. Se lo veía débil, estaba ligeramente más delgado que lo saludable, su rostro se notaba cansado y pronunciaba las palabra con dificultad - Thalia, aún estás a tiempo de unirte a nosotros - Volteo a verme y sonrió levemente con nostalgia - Tú igual, Issac. - Cuando él dijo ese nombre Thalia volteo a verme con los ojos bien abiertos - Llamen al taurofidio. Él acudirá...

- ¿Porque todos estan tan decididos en llamarme de esa forma? Ese tal Issac debe estar molesto de que lo confundan tanto conmigo - Dije con los brazos cruzados. Ya no soportaba que me llamaran por ese nombre, ni siquiera conozco a ese chico.

Luke se mostró confundido al escucharme, pero decidió ignorarme - ¡Miren! - Agitó una mano y a nuestro lado surgió un estanque lleno de agua, bordeado de mármol negro, en el que había espacio suficiente para la criatura.

- Thalia, Issac, llamen al taurofidio - Insistió Luke - Y serán más poderosos que los dioses. Como querías cuando eras un niño, Issac - Dijo mientras me miraba.