Capítulo IV

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Narra Issac:

Ya había hecho viajes por las sombras un par de veces, más que todo cuando Nico necesitaba practicar y no tenía compañía para hacerlo.

Mi hermano y yo estábamos tomados de las manos mientras transcurría el viaje, hasta que finalmente llegamos.

Nico y yo aparecimos junto a Percy, dio
traspié, pero llegué a tomarle el brazo.

- Estoy bien - Acertó a decir, restregándose los ojos.

- ¿Cómo lo has hecho? - Preguntó Percy.

- Es sólo cuestión de práctica. Unos cuantos porrazos contra un muro, unos cuantos viajes improvisados a China…

- Eso puedo confirmarlo, aunque la vez que acabamos en Argentina fue divertido - Dije sonriendo.

Percy no pudo evitar reír, luego notó que la Señorita O'Leary roncaba.

- ¿Tú también vas a tomar una siesta? - Le preguntó a Nico.

Él negó con la cabeza - La primera vez que viajé por las sombras estuve inconsciente una semana. Ahora sólo me deja un poco adormilado, aunque no puedo hacerlo más de una o dos veces por noche. La Señorita O'Leary no
se moverá de aquí en un buen rato.

- Así que tenemos tiempo de sobra - Observé con atención la casa colonial blanca - Bueno, ¿Y ahora qué?

- Ahora llamamos al timbre.

~•~

Si hubiera sido la madre de Luke, no les habría abierto la puerta de noche a tres chicos desconocidos. En la parte lateral de la casa había una hilera de animalitos de peluche: leones, cerditos, dragones e hidras. El porche estaba plagado de campanillas. La puerta estaba pintada de color turquesa. Arriba aparecía el apellido en inglés: Castellan, y debajo figuraba en griego: Dioikhthz jrouriou.

Nico nos miró - ¿Listos?

- Realmente no... - Murmuré, pero el hijo de Hades no llego a escucharme.

En cuanto llamó, rápidamente la puerta se abrió.

- ¡Luke! - Exclamó alegremente la señora.

Tenía una apariencia extraña. Su pelo blanco salia disparado en todas direcciones. Llevaba un vestido rosa lleno de manchas de ceniza. Y la luz oscura que brillaba en sus ojos me hizo pensar que quizá era ciega.

- ¡Ay, mi querido muchacho! - Dijo, a la vez que me tomaba con fuerza en un abrazo. Luego la anciana sonrió, vió a Percy y exclamó: - ¡Luke!

Me soltó y le dio un abrazo. Después hizo esto mismo con Nico.

- ¡Vamos, entra! ¡Tengo preparado tu almuerzo!

Nos hizo pasar a la sala. Allí habían espejos y velas por todas partes. Sobre la repisa de la chimenea, un Hermes de bronce se desplazaba con el minutero de un reloj.

Luego voltee y noté que habían cuadros con la imagen de un Luke más joven en la pared. No podía evitar sonreir al verlo, había sido mi amigo por mucho tiempo y luego de verlo cuando se convirtió en Cronos, cada recuerdo que había vívido con él volvió, fueron tantos que en ese momento llegaron a ser agobiantes.

- ¡Por aquí, cariño! - La señora Castellan nos llevó hacia la parte trasera - ¡Ya les había dicho yo que volverías! ¡Lo sabía!

Nos sentó junto a la mesa de la cocina. Del fregadero se asomaba una montaña de envases vacíos de zumo de frutas. Y, apoyada en el grifo, una Medusa de peluche, un peluche con el que me habría gustado jugar si hubiese vivido en otras circunstancias, y no teniendo que huir de monstruos junto a Luke, Thalía y Annabeth.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora