A Blurred Story [Percy Jackson]

Capitulo XV

Narra Issac:

Ese día descubrí que lanzarme de una ventana a aproximadamente mil quinientos metros del suelo no es mi actividad preferida y menos cuando tengo que agitar los brazos frenéticamente para no caer.

Caía en picada hacia el valle: directo hacia las rocas del fondo. Ya estaba pensando en como haría para escribir mi testamento desde el aire. Cuando Annabeth me gritó a mi y a Percy: - ¡Extiendan los brazos! ¡Mantenganlos extendidos!

Acate sus instrucciones lo más rápido que pude. Al instante en que extendí mis brazos, las alas se pusieron rectas y evitaron mi caída. Empecé a planear. Tuve curiosidad por intentar y aleteé con los brazos, trazando un arco en el aire con el viento soplando en mi rostro.

- ¡Qué increíble! - Grité con emoción. Era un sentimiento impresionante.

Levanté la vista y vi a mis amigos haciendo  círculos con sus respectivas alas metálicas. Más allá, se podía observa el humo que salía por las ventanas del taller del inventor.

- ¡Aterricemos! - Gritó Annabeth - Estas alas no durarán eternamente.

- ¿Cuánto tiempo tenemos? - Pregunté.

- ¡Prefiero no averiguarlo! - Contestó ella.

Nos lanzamos hacia el Jardín de los Dioses. Luego planeamos sobre el valle, sobrevolamos una carretera y llegamos a la terraza del centro de visitantes. Era media tarde y el lugar estaba lleno de gente, por lo que nos sacamos las alas con rapidez. Al obervarlas, le di la razón a Annabeth. Los sellos autoadhesivos que las sujetaban a la espalda estaban por despegarse.

Percy usó los prismáticos turísticos para observar la montaña donde habíamos estado hasta hace un rato y descubrimos que ya no estaba.

- El taller se ha desplazado - Dedujo Annabeth - Ve a saber adonde.

- ¿Qué hacemos ahora? - Pregunté

- ¿Cómo regresamos al laberinto? - Preguntó Percy.

- Quizá no podamos. Si Dédalo muriera… Él ha dicho que su fuerza vital estaba ligada al laberinto. O sea, que tal vez haya quedado totalmente destruido. Quizá eso detenga la invasión de Luke.

- No - Dijo Nico - No ha muerto.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro? - Pregunto Percy.

- Cuando la gente muere, yo lo sé. Tengo una sensación, como un zumbido en los oídos.

- Eso debe ser molesto - Dije, y Nico asintió.

- ¿Y Tyson y Grover?

Nico meneó la cabeza - Eso es más difícil. Ellos no son humanos ni mestizos, no tienen alma mortal.

- Debemos llegar a la ciudad - Decidió Annabeth - Allí tendremos más posibilidades de encontrar una entrada al laberinto. Debemos volver al campamento antes de que aparezcan Luke y su ejército.

- Podríamos tomar un avión - Sugirió Rachel.

- Yo no vuelo - Comentó Percy.

- Pero si acabas de hacerlo.

- Eso era a poca altura, y de todas formas ya entrañaba su riesgo. Pero volar muy alto es otra cosa… Es territorio de Zeus, no puedo hacerlo. Además, no hay tiempo para un avión. El camino de regreso más rápido es el laberinto.

- Necesitamos un auto para llegar a la ciudad - Dijo Annabeth.

Rachel echó un vistazo al aparcamiento. Esbozó una mueca, como si estuviera a punto de hacer una cosa que lamentaba por anticipado - Yo me encargo.