Capítulo VII

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Narra Percy:

Nico descendió de la parte trasera y se acercó a Gerión con una expresión furiosa. El pastor Euritión no estaba tan adormilado como parecía, alzó su cayado y salió tras él.

- Estoy aquí por negocios, Gerión - Dijo el hijo de Hades - Y aún no me ha respondido.

Gerión examinó un cactus, qlargó el brazo izquierdo, se rascó el pecho central y contesto: - Le ofreceré un buen trato, ya verá.

- Mi fantasma me dijo que podría resultarnos de ayuda, que quizá nos guiaría hasta el alma que andamos buscando.

- Un momento - Intervine - Creía que el alma que buscabas era la mía.

Nico me miró como si me hubiese vuelto loco - ¿La tuya? ¿Para qué iba a necesitarte a ti? ¡El alma de Bianca vale mil veces más que la tuya! Y bien, Gerión, ¿va a ayudarme, sí o no?

- Eh, supongo que sí - Dijo el ranchero - Por cierto, su amigo el fantasma ¿dónde está?

Nico pareció incómodo - No puede cobrar forma visible a plena luz, le cuesta mucho, pero anda por aquí.

Gerión sonrió - Estoy seguro. Minos suele desaparecer cuando las cosas se complican…

- ¿Minos? - Recordé al hombre que había visto en sueños, con su corona de oro, su barba puntiaguda y aquella mirada cruel - ¿Te refieres a ese rey malvado? ¿Es ese el fantasma que ha estado aconsejándote?

- ¡No es asunto tuyo, Percy! - Nico se volvió hacia Gerión - ¿Y qué insinúa con eso de "cuando las cosas se complican"?

Gerión suspiró - Bueno, verás, Nico… ¿puedo tutearte?

- No - Contesto el chico con una mirada fría.

- Verás, Nico. Luke Castellan ofrece una gran cantidad de dinero por los mestizos. Sobre todo, por los mestizos poderosos y estoy seguro de que cuando descubra tu pequeño secreto y sepa quién eres realmente pagará muy bien.

Nico sacó la espada, pero Euritión se la arrancó con un golpe de su garrote. Antes de que yo me levantara, Ortos se me echó encima y empezó a gruñirme con sus dos cabezas a unos centímetros de la mía.

- Yo, en su lugar - Dijo Gerión dirigiéndose a mis compañeros - Me quedaría quieto en el
vehículo. De lo contrario, Ortos le destrozará la garganta al señor Jackson. Bueno, Euritión, ten la amabilidad de encargarte de Nico.

El pastor escupió en la hierba - ¿Debo hacerlo?

- ¡Sí, idiota! - Respondió Gerion agresivamente.

Euritión parecía aburrido, pero rodeó con uno de sus enormes brazos a Nico y lo alzó por los aires, al estilo de un campeón de lucha libre.

- Recoge también la espada - Ordenó con cara de asco - No hay nada que me repugne más que el hierro estigio.

Euritión la recogió, cuidándose de no tocar la hoja.

- Bueno - Dijo Gerión - Ya hemos terminado la visita. Volvamos a la casa, almorcemos y luego enviaremos un mensaje Iris a nuestros amigos del ejército del titán.

- ¡Malvado! - Gritó Annabeth.

Gerión le sonrió - No se preocupe, querida. En cuanto haya entregado al señor Di Angelo, usted y sus amigos podrán partir. Yo no me entrometo en las búsquedas. Además, me han pagado generosamente para garantizar su
paso, aunque mucho me temo que eso no incluye al señor Di Angelo.

- ¿Quién le ha pagado? - Preguntó Annabeth - ¿Qué quiere decir?

- No se preocupe por eso, querida. ¿Vamos?

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora