A Blurred Story [Percy Jackson]

Capítulo X

Narra Percy:

Resonaron unos aplausos enlatados desde el techo, como si hubiese unos altavoces invisibles. Los focos hicieron un barrido por toda la estancia, reflejándose en el estrado y confiriendo a los esqueletos un resplandor de discoteca.

- ¡Premios fabulosos! - Proclamó la esfinge - ¡Supere la prueba y le tocará avanzar! ¡Fracase y me tocará devorarlo! ¿Quién va a ser nuestro próximo concursante?

Annabeth me tomó del brazo - De esto me encargo yo - Susurró - Ya sé qué va a preguntar.

Nico se interpuso en su camino - Creo que deberías mantener tu mente fresca. Quiero intentarlo.

Annabeth no quiso discutir. Asi que dejo pasar al hijo de Hades, el cual subió al podio del concursante, sobre el que se encorvaba aún un esqueleto con uniforme escolar. Él lo tiró de en medio de una patada y el esqueleto se desplomó en el suelo.

- ¡Bienvenido, Nico D Angelo! - Aulló la bestia, aunque él no había dicho su nombre - ¿Está listo para la prueba?

- Sí - Declaró - Dígame el enigma.

- ¡Son veinte enigmas, de hecho! - Respondió alegremente la esfinge.

- ¿Cómo? - Dijo Annabeth en tono de reproche - Pero si en los viejos tiempos…

- ¡Hemos elevado el listón! Para pasar, debe demostrar su habilidad en los veinte. ¿No es fantástico?

Annabeth me miró con nervios - ¿Estas seguro de que él pueda?

- Eso creo - Contesté, levemente dudoso.

- De acuerdo - Respondio Nico a la esfinge - Estoy listo.

Resonó desde el techo un redoble de tambor. Los ojos del monstruo relucían de emoción.

- ¿Cuál es… la capital de Bulgaria?

Nico frunció el ceño - Sofía...

- ¡Correcto! - Más aplausos. La esfinge sonrió tan abiertamente que volvimos a verle los
colmillos - Asegúrese por favor de marcar su respuesta claramente en la hoja de examen con un lápiz del número dos.

- ¿Es en serio? - Dijo Nico con una expresión fría.

Enseguida apareció ante él un cuadernillo y un lápiz perfectamente afilado.

- Asegúrese de que rodea cada respuesta sin salirse del círculo - Dijo la esfinge - Si ha de borrar, borre totalmente o la máquina no será capaz de leer sus respuestas.

- ¿Cuál...? - Pregunto Nico.

La esfinge señaló con la zarpa. Junto a uno de los focos había una caja de bronce con infinidad de palancas y con la letra griega éta en un lado: la marca de Hefesto.

- Bueno - Prosiguió la esfinge - Siguiente pregunta…

- ¡Un momento! - Protestó Annabeth - Aquello del animal que camina a cuatro patas por la
mañana, ¿no va a preguntarlo?

- ¿Disculpe? - Dijo la esfinge, ahora claramente irritada.

- El enigma sobre el hombre. Camina a cuatro patas por la mañana, como un bebé; con dos a
mediodía, como un adulto, y con tres por la tarde, como un viejo con su bastón. Ése es el enigma que planteaba siempre, ¿no?

- ¡Y por eso justamente cambiamos la prueba! Porque los concursantes ya se sabían la respuesta. Además, tú ni siquiera eres concursante. Agradecería que dejes participar al chico.

Annabeth frunció los labios en una mueca y apreto los puños.

- Bueno - Continuo la esfinge - Segunda pregunta, ¿cuál es la raíz cuadrada de dieciséis?