Capitulo XVI

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Narra Issac:

Los monstruos que estaban frente a mí eran horribles, jamás los había visto. Ni siquiera en el tiempo que estuve solo y me atacaron muchos. Eran unos perros gigantes y horribles, muy raros. Le hice señas a Percy para que hiciera el mayor silencio posible.

- Al menos conseguimos salvar la hoja - Dijo uno de ellos - El amo nos recompensará de todos modos.

- Sí, sí - Chilló otro - Una recompensa fuera de lo común.

Otra voz, esta más humana, balbuceó: Sí, fantástico. Y ahora, si han terminado conmigo…

- ¡No, mestizo! - Dijo - Debes ayudarnos a hacer la presentación. ¡Es un gran honor!

- Ah, bueno… gracias - Respondió él, y ahí noté que era la voz de Ethan, a quién ayude mucho cuando estábamos encerrados en la arena.

Me deslicé hacia la salida junto a Percy, quién era invisible por la gorra que Annabeth le había dado, y yo podía engañar a quiénes estaban allí para que crean que no estoy, minimizando la luz del sol, uno de los poderes que practique mientras estaba solo.

Al salir nos azotó una ráfaga de viento frío. Estábamos muy cerca de la cima del monte Tamalpais, que horribles recuerdos tenía de ese lugar. Una tristeza me invadió y me quede mirando el monte.

- Issac - Me llamo Percy en un susurro - Mírame, por favor.

Mi cuerpo no le hacía caso, mi mirada estaba clavada en la tierra donde murió Zoë el año anterior, había sentido tanta... culpa. Me había enfrentado a guerreros esqueleto, tuve el peso del cielo sobre mis manos y no pude salvar a mi amiga.

En ese momento, senti las manos de Percy tomando mis mejillas con delicadeza mientras susurruba mirándome a los ojos: - Todo está bien, tranquilo. Yo estoy contigo.

Inhale y exhale un par de veces mientras él me acariciaba el cabello, hasta que me sentí un poco mejor.

- Gracias, amigo - Le dije, y el me sonrió, aunque no parecía del todo contento. ¿Dije algo malo?

- Se que fue doloroso el año pasado, a mi tampoco me trae buenos recuerdos estar aqui. Pero tenemos que terminar esta misión. ¿Okey?

Sonreí ligeramente y asentí - Está bien.

Unos metros debajo de nosotros, vi a dos monstruos colocando una cosa sobre una roca: un objeto largo y delgado, envuelto en un paño negro. Ethan les estaba ayudando a desenvolverlo.

- Cuidado, idiota - Le regañó el telekhine - Al menor contacto, la hoja arrancará el alma de tu
cuerpo.

- Entonces será mejor que la desenvuelvan ustedes - Pronunció Ethan, nervioso.

Levantamos la vista hacia la cima, allí se veía una fortaleza de mármol negro. Por encima, en el cielo se arremolinaba una enorme nube gris. No veía a Atlas por ningún lado, pero se escuchaba que gritaba y se quejaba por su trabajo más allá de la fortaleza.

- ¡Ahora! - Exclamó el telekhine y levantó el arma. Era una guadaña de casi dos metros, con un mango de madera recubierto de cuero. La hoja destellaba gracias a sus materiales: acero y bronce. El arma de Cronos.

- Debemos santificarla con sangre - Dijo el telekhine - Luego tú, mestizo, cuando nuestro señor despierte nos ayudarás a ofrecérsela.

- Vayamos hacia allá - Susurro Percy.

- ¿Porque haríamos eso? - Pregunté, confundido. Había ido para proteger a mi amigo, no para morir en el intento de ser un semidios importante.

- Esta es quizá la única oportunidad que tendremos para impedir que Cronos vuelva a la vida - Me recordó - Podemos intentarlo, Issac.

A Blurred Story [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora