Capítulo treinta y nueve

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"Stand by me..."

...

La boda fue una de las ceremonias más locas, extrañas y bonitas que Harry había vivido jamás. Principalmente nunca había asistido a una boda, pero tenía alguna que otra noción por las películas y libros que había leído, eso sí, en todas esas historias las bodas no habían sido tan caóticas como la de Hanna y Niall.

Para empezar, la reconciliación fue tan bien que los novios se levantaron dando tumbos debido a la resaca. Según Chuck, pasaron toda la noche de juerga. El pobre llamó a la puerta de Louis a las cuatro de la mañana, preguntando si podía quedarse a dormir en su sofá. Prefería dormir en aquel sofá antes que escuchar lo que ocurría en la habitación del matrimonio.

A pesar de que al día siguiente ambos novios tenían mala cara debido a los efectos secundarios de una buena noche de juega, la ceremonia fue preciosa. Suele ser tradición que el padre lleve a la novia al altar, sin embargo, Hanna era huérfana, por lo que cambió aquella norma. En su lugar, fue Chuck quien la acompañó al altar y del otro brazo la tomaba Mary, aquella mujer que la cuidó desde que era una niña. Al pobre Chuck se le saltaban las lágrimas y cuanto más intentaba ocultarlas, más lloraba.

El sitio había quedado tan bonito que era capaz de alejarte de la idea de que fuera de aquella ceremonia el mundo había acabado. El jardín estaba lleno de flores debido a la primavera y telas blancas colgaban de las pérgolas de madera que cubrían en sombra el camino hasta el altar. De las mismas telas colgaban algunos cables de pequeñas lucecitas que parecían luciérnagas. A los costados, los familiares más cercanos se sentaban cerca del altar, mientras que algunos otros invitados debían estar de pie, debido a que no había suficientes sillas para toda la marabunta de gente allí presente.

Hanna estaba preciosa, su pelo había sido trenzado con paciencia en un recogido que resaltaba sus ojos grandes y cálidos, y su amplia sonrisa, blanca y perfecta. Al ser una boda de día, los rayos del sol relucían su piel oscura. Estaba tan feliz que radiaba encanto por cada poro. Su vestido no era de novia, ni siquiera era pomposo o delicado, era blanco y corto, a la altura de medio muslo, sencillo, con un escote en forma de "V", pero se veía elegante, la estrella de aquella ceremonia. Para rematar, en su cabeza descansaba una corona de flores silvestres, Niall llevaba un ramillete a juego en el bolsillo de su camisa.

Mientras que Niall también se mostraba brillante con esa camisa blanca de manga corta, de la cual, había desabrochado un par de botones, ahora se veía parte del pelo de su pecho. También llevaba unos pantalones cortos de color azul marino. Su cabello estaba bien peinado y recortado por los lados, con cierta ondulación rebelde en las puntas. Sus ojos azules brillaban de la emoción y de vez en cuando se llenaban de lágrimas, incrédulo de que en aquel mundo tan horrible hubiera encontrado la mujer que le daba las ganas de seguir viviendo en él día tras día.

La ceremonia fue emocionante y de vez en cuando Louis tomaba la mano del rizado, mostrándole una sonrisa amplia y llena de cariño. Casi parecía recordarle todo aquello que habían pasado juntos hasta llegar a aquel momento, en el que podían ver como dos personas tan importantes unían sus lazos de amor en aquel mundo tan cruel. Parecía imposible, pero en pleno fin del mundo estaban celebrando por fin el amor y no la destrucción. Louis parecía decirle con una mirada que vivir de aquella manera era posible, que quizás el mundo había decidido convertirse en un lugar un poco menos hostil después de todo. Que a pesar de que morir era más sencillo que mantenerse vivo, valía completamente la pena mantener el corazón bombeando solo para vivir eventos como aquellos. Valía la pena vivir tan solo para escuchar la risa del otro, para perderse entre miradas y perder el hilo del tiempo entre caricias y besos. Quizás el mundo les daba un respiro para conocer lo que significaba el amor.

𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora