Capítulo diecinueve

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[...]

"Eso no es tan malo', me dijo. «En las pesadillas podemos pensar lo peor. Para eso están, supongo". (Stephen King).

[...]


Había pasado una semana desde que Louis recibió un disparo en el pie.

Desde que habían comenzado con las pruebas diarias a Harry.

Una semana desde que este no se encontraba con la mirada fría y azul del líder.
Parecía haberse esfumado de la noche a la mañana.

Una semana en la que Louis parecía evitar su encuentro.

Siete días sin cruzar esa puerta.

Una semana desde que Louis le había tocado. Desde que esos labios se habían prensado en su cuello.

Una semana de erecciones repentinas cada vez que Harry lo recordaba.

Erecciones que no podía controlar, que no podía bajar ni siquiera imaginando la escena más atroz que guardara su cerebro.

Se estaba volviendo loco encerrado en aquellas cuatro paredes.

Una semana entera sin sacarse aquel pensamiento constante de culpabilidad, por excitarse al recordar algo tan asqueroso como aquello.

Odiaba a Louis con todas sus ganas. Pero más se odiaba a si mismo por no entenderse.

Pero, además de erecciones repentinas y mucho sentimiento de culpabilidad, aquello no fue lo único que cambió en su rutina.

Su semana transcurrió de la siguiente manera.

El lunes, en cuanto llegó a la que llamaba su celda, un gran grupo de médicos mandados por Louis atravesaron la puerta sin previo aviso.

Al parecer Louis no quería perder el tiempo ni un solo segundo más después de que Harry accediera a las pruebas.

Al principio se mantuvo reacio al contacto humano. Nunca le gustó y menos si venía del bando enemigo.

Los médicos le pedían algo tan simple como quitarse una prenda y él se quedaba pasmado en el sitio sin decir o hacer nada de lo vulnerable que llegaba a sentirse.

Fue entonces con la ayuda de Hanna, aquella muchacha embarazada, como comenzó a soltarse lentamente.
Ella tenía algo, probablemente era más comprensiva que el resto, pero Harry creía firmemente en sus dotes de manipulación.

Llegó el punto en el que los médicos podían ya empezar a trabajar sin que Harry opusiera resistencia.

No estaba agusto, no estaba conforme, Pero comenzó a entender la situación.
Había dado su consentimiento en aquellas pruebas, consentimiento que Louis respetó desde el primer día y por ello mismo no las comenzó hasta que Harry no dijera un rotundo sí.

El martes y el miércoles en general fue de la misma forma.

Sin saber nada de Louis, continuaron las pruebas. Continuaron los parches, los pinchazos, las pastillas que le dejaban K.O, los monitores que hacían un ruido infernal, el contínuo movimiento del equipo sanitario en su habitación.... cada vez se sentía más cansado. Se le iban las fuerzas lentamente.

Tampoco podía evitar no pensar en Louis cada vez que escuchaba su nombre ser mencionado por alguno de los médicos, le era imposible no prestar atención a lo que estos decían sobre él.

Su desaparición fue todo un misterio y tampoco nos íbamos a engañar, a Harry le mataba la curiosidad por saber de él.

Es decir, le había disparado en el pie, se sentía igual de realizado como intranquilo.

𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora