𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿ

Capítulo cuarenta y uno

«Te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.»

Jose Angel Buesa

Louis se creía muerto o en un sueño profundo, no sentía su cuerpo en la misma realidad habitual, como si toda su piel fuera un holograma, sin embargo, allí estaba, frente a Harry en el mismo sitio donde lo encontró por primera vez.

Y pensar que la primera vez que estuvieron frente a frente jamás creyó ser capaz de amarle como lo hacía ahora.

Louis observó la mirada de Harry durante unos segundos; se empapó de ese verde, dejó que aquella mirada cubriera hasta el último recoveco de su alma. Su dolor era inmenso, un dolor que le dejó claro en ese preciso momento que jamás se recuperaría de la huella que le dejó aquel joven de rizos. Un dolor que era incapaz de aguantar, distinto al dolor físico. Un dolor que no podía controlar mordiendo su labio, ni arañando las palmas de sus manos.

Estaba tan adolorido que tan solo respirar le reventaba por dentro.

Los ojos de Harry estaban llenos de lágrimas, también los sintió llenos de devoción y cariño, remarcado por los hoyuelos que seguían en el mismo sitio que recordaba. Sonreía porque en aquel mundo las despedidas nunca debían ser tristes si tenías la oportunidad de decir un adiós definitivo. Y bueno, Louis sonreía porque Harry lo hacía, simplemente no podía evitar contagiarse de cada una de sus sonrisas.

—Espero volver a encontrarte. Ya sabes, en algún otro lugar —Dijo Harry por último —Siendo el mismo capullo en otra vida, igual que en esta.

El mayor suspiró, sin remedio alguno.

—¿Decides ser romántico ahora?, ¿enserio?

—Oh vamos. No seas un capullo. — respondió el rizado dando un golpe suave en su hombro.

Louis esbozó una tenue carcajada y Harry se unió a esta.

—Yo no lo espero. No creo que pueda recuperarme de ti en esta vida ni en la próxima.

El rizado asintió con la cabeza. Le otorgó toda la razón con un simple gesto.

Después de otra mirada prolongada, Harry agachó el rostro, suspiró y le dedicó una última sonrisa antes de marcharse para siempre.

—¿Debería...?— se movía nervioso y pequeños pucheros deformaban su rostro.

—Márchate ya— respondió Louis con sus ojos llenos de lágrimas.

Harry asintió, aunque nada en su expresión demostraba que estuviera de acuerdo, a pesar de todo se dio la vuelta con la intención de continuar bosque a través, pero tan solo le tomó dar un par de pasos para detenerse de inmediato.

La respiración de Louis se desbocó dentro de su caja torácica por cada segundo que vio a Harry inmóvil a tan solo unos metros. Ansioso por la incertidumbre del próximo movimiento, sin embargo, se mantuvo en el sitio, sintiendo como su pecho subía y bajaba cada vez más rápido, mientras las lágrimas amenazaban a los costados de sus pestañas.

Harry giró sobre su propio eje violentamente, como si una fuerza superior hubiera arrastrado de él, como si ambos cuerpos fueran los polos opuestos de una fuerza magnética. Avanzó un par de pasos y agarró el rostro de Louis con ambas manos, tan solo con la intención de juntar sus labios por última vez.