Capítulo uno

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[...]

¿Soledad?, no. Aquí nunca se está solo.

[...]


"Día 4745 desde que el mundo se convirtió en una puta ratonera. Hoy se cumplen 13 años desde que el mundo ya no es mundo. Sólo una esfera flotando en mitad de la nada, donde los seres que la habitan dejaron de ser seres humanos para convertirse en seres carroñeros que disculpan sus atrocidades en la lucha por su supervivencia. ¿Quien coño diría que nosotros dos pudieramos haber aguantado cada uno de estos años en este lugar de mierda rodeados de porquería?. ¿Un puto perro al que acabo de conocer y un chaval que lleva solo desde los 8 años?, Parece el título de una película mala de comedia."

El joven de ojos verdes miró al perro, que descansaba su cabeza en las hojas secas del bosque.

-¿Qué?, no me mires así.-El joven levantó la mirada de su diario forrado con tapas de cuero marron-No es mi culpa que no sepas leer. Si supieras, al instante te hubiera mandado a la mierda de una patada en el culo.-El perro pestañeó-Chucho sarnoso, no pienses que te diré lo que he escrito. Es personal. Yo no me meto en tus asuntos de perro.

El animal se levantó del suelo y se sacudió.

Desde que Harry había encontrado a ese chucho robándole la comida, el perro se convirtió en una buena excusa para mantener una conversación. O al menos, poder quejarse en voz alta y sentir que alguien podía escucharle.
Solo Dios sabía cuanto tiempo llevaba el castaño sin hablar con nadie.

-Atrévete a hacerte el ofendido. Llevas tres días siguiéndome y encima robas mi comida. Quéjate y tú serás lo próximo que cene -El perro lloriqueó, se sacudió y esperó a que Harry se levantara de aquel tronco partido que yacía en el suelo. Ladró impaciente, esperando a que este se pusiera en pie-No, no ladres. Me debes dos palomas.-Sacó dos dedos de su mano-¡Dos!-El joven de pelo largo y castaño atado en una coleta, se recostó sobre el tronco seco refunfuñando. Se colocó la gorra en la cara impidiendo que los rayos de sol que penetraban por las copas frondosas de los árboles, perturbaran su pequeño descanso.-Si vas a seguirme, al menos deja de tocar las pelotas. Haz lo que suelen hacer los perros. Yo que sé, jugar con un palo.

El animal de raza Spaniel Bretón, ladró una vez, esperando una respuesta del joven. Pero este no se inmutó. El perro de pelaje blanco y manchas anaranjadas, volvió a ladrar una vez más al ver que el humano seguían sin reaccionar.

-¿Quieres hacer el favor de callarte?, atraerás a esos bichos.-Habló bajo la gorra que tapaba su cara.
Pero el sabueso delgaducho mordió el borde del pantalón del chico. Comenzó a estirar de la tela en busca de atención por parte del humano y a este se le comenzaba a colmar la paciencia.-¡¿Qué coño quieres?!-Se irguió de aquel tronco dejando caer la gorra al suelo. Después se puso en pie para encararse al canino -Mira pedazo de mierda, si quieres seguirme hazlo. Adelante. Pero mantente quieto y callado al menos. Te estoy haciéndo un favor salvándote de esas cosas. Así que déjame dormir.

De pronto el chasquido de una rama a los lejos quebrantó el pulcro silencio del bosque.

El joven tensó sus músculos poniéndose en alerta. Se agachó para tomar su gorra roja desteñida por el sol y colocarsela en la cabeza. Después desenfundó su cuchillo y lo empuñó con fuerza a la altura de su muslo.

De nuevo otro chasquido se hizo sonar y Harry comenzó a dar pequeñas pisadas en dirección al ruido.

-Ni se te ocurra hacer un mísero ruido o te hago caldo de perro-Amenazó en un susurro al animal. Este obediente no hizo un solo ruido. Incluso las pisadas del chucho se volvieron sigilosas.

𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora