Capítulo catorce

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[...]

¿Cambiar?

[...]

Harry tardó más de esperado dentro de aquel baño, fue algo que no pudo evitar. Y sí, se había jurado mil veces no aceptar nada de Tomlinson, pero al ver esa ducha no pudo resistirse. En ciertas ocasiones era necesario tragarse su orgullo y esa era una de ellas.

¿Alguien más, a parte de él mismo, sería capaz de juzgarle a caso?.

Al parecer ese baño era algo que realmente necesitaba, muchos pensamientos destructivos y preocupaciones se largaron por el desagüe de la ducha.
Siendo sinceros, gozó aquel baño de agua caliente como lo hace un niño con un juguete.

De hecho fue capaz de olvidar donde se encontraba, por unos minutos no estaba en ningún lado, ni en su cabeza siquiera, al menos no en la parte mala de su cabeza.
Fantaseaba tan solo una vida ficticia, donde no había podridos y podía darse todas las duchas de agua caliente que quisiera.

Pero como todo lo bueno, aquello fue efímero y en cuanto cerró la llave y se cortó la lluvia artificial, aterrizó de un golpe al mundo real de nuevo.

Ahora venía la peor parte, salir de ese baño y enfrentarse a Louis otra vez.

Había revisado cada uno de los rincones de la habitación, no, no había escapatoria posible, tan solo le quedaba ser valiente y afrontar esos ojos azules una vez más.

Se miró en el espejo, ¿hacia cuanto que no lo hacía?. A penas recordaba ya su rostro. ¿Tenía un lunar bajo la comisura de sus labios?, ¿desde cuando estaba ahí?.

Recolocó su ropa frente al espejo y tuvo las agallas suficientes de bajar el pomo después de soltar un suspiro que le devolvió a la realidad.

Abrió la puerta del baño, vio que Louis ya no se encontraba sentado en la silla de su escritorio, estaba un poco más al frente, agarrando sus manos tras la espalda y observando por el enorme ventanal de su despacho.

Harry se quedó parado en el sitio, ¿Qué debía hacer ahora?, ¿sentarse de nuevo frente al escritorio?, ¿mirar con él por la ventana?, ¿huir sigilosamente?

-¿Qué tal te fue ahí dentro?-Preguntó aún de espaldas. Tenía el oído de un jodido animal rastrero.
Al parecer su última opción no le iba a funcionar del todo bien.

Se abstuvo a responder, tan solo cerró la puerta del baño y caminó hasta el escritorio observando muy fijamente al hombre que le daba la espalda. Una espalda a la que no le pudo quitar ojo de encima. Recorrió todos y cada uno de los músculos que remarcaba la camiseta gris que vestía.
Desde aquella masa de pelo color chocolate, que brillaba con la luz de la luna, fue bajando su mirada, a esos hombros que no eran demasiado anchos, pero sí definidos, y esos brazos tonificados, musculosos, dorados por las largas horas bajo los rayos del sol. Bajó por la espalda, empapandose con cada detalle de la figura delicada pero masculina de Tomlinson y luego la mirada bajó y bajó hasta que llegó al...

¿Por qué mierda le estaba mirando el culo?.

Apartó la mirada tan pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Por suerte Louis giró su rostro justo en el momento idóneo, donde la vista de Harry no apuntaba a ningún lugar pecaminoso.

Mordió la cara interna de su mejilla al pensar que llevaba al menos un minuto mirado a ese capullo sin parar. Sintió una culpabilidad tan grande que se dió asco a sí mismo.

-Acércate.

Ni de coña, pensó.

Su mirada vagó hasta el escritorio, a penas se percató de que había un plato de comida encima de este

𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora