𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿ

Capítulo veintidos

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Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada. (Giovanni Boccaccio)

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Querido diario, esta mañana desperté sin siquiera saber cuando me había quedado dormido. He vuelto a tener pesadillas horribles, pero como ya sabes, siempre ha sido común despertarme varias veces en la noche por estas. Lo bueno es que luego pude volver a dormir.

Cuando abrí los ojos, una vez había amanecido, mi hermana ya no estaba. En cambio encontré una mochila al lado de mi cama. MÍ mochila siendo exactos.

Fruncí el ceño y restregué mis ojos. Supuse que la trajo Gemma cuando vino a mi habitación, pero yo no la recordaba ahí cuando llegué.

Cogí esta y pesaba más de lo que solía pesar normalmente. Por ende, la abrí, encontrándo a parte de mis cosas habituales, varias cintas de video. Todas ellas estaban desgastadas y viejas, pero lo que más llamaba mi atención es que todas tenían etiquetas que marcaban fechas y acontecimientos importantes como "El primer día de Harry en el parque" o "Navidades de 1997".

Me extrañé a la vez que sentí una fuerte sensación de nostalgia y tristeza, ¿realmente Gemma había guardado todo eso durante tantos años?. Pero por otro lado me fue indiferente, aquellas cintas estarían bien si al menos pudiera verlas en algún sitio.

Abrí mi hocico muy rápido al parecer, ya que rebuscando entre todas ellas, encontré una nota.

"Te espero en la caseta al lado de la armería si estás dispuesto a ver las cintas"

Ahora mismo estoy replanteandome realmente si ir.

Bah, que le jodan a todo. Tampoco tengo nada que perder. Además, quiero seguir hablando con ella.

...♔♔♔...

Harry cerró su diario, lo metió en su mochila junto a las cintas después de colocarse sus zapatillas agujereadas y atarse esos cordones comidos por la mugre.

Después salió de la habitación sin siquiera despedirse de aquellos dos hombres que vigilaban su puerta a diario. Ellos tampoco soltaron palabra alguna.

Se dirigió al exterior y nada más salir ya notaba las diversas miradas puestas en él.

No se atrevió a preguntar dónde estaba la armería, además, su orgullo tampoco le dejó hacerlo. Después de guiarse por su lógica y buscar por veinte minutos aproximadamente, dio con esta. Como decía en la nota que llevaba en la mano, era la caseta que se encontraba al lado de la armería. Así que allí se dirigió.

Suspiró antes de entrar, ¿por qué estaba tan nervioso?. Quizás era por volver a ver a Gemma, aún no se acostumbraba a la idea de que ella hubiera estado viva todo ese tiempo.

No le dio muchas vueltas más y acabó abriendo la puerta de metal. La sala estaba oscura y no veía a nadie más. Aquel sitio carecía de ventanas. Simplemente estaba iluminada por esa tele que tenía un brillo abrasador. Tan solo se podía ver en la pantalla motitas blancas y negras que saltaban de un nado al otro y que se movían sin parar. Ahí se suponía que debía meter las cintas.