Capítulo tres

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No hay mal que por mal no venga

[...]

Harry no tenía demasiado remordimiento. Al menos aparentaba no tenerlo mientras caminaba por aquella harapienta carretera.

Llevaba caminando cuatro horas y media por aquel asfalto derroído por los años en la que todo en mundo se puso en pausa. De nuevo vagaba sin buscar un rumbo fijo, sin tener claro a que le tocaría enfrentarse a la vuelta de la esquina. Con la única diferencia que ahora un compañero peludo era su nuevo acompañante.

Soñaba con encontrar un lugar donde quedarse de manera fija. Odiaba tener que ser preso de ese nomadismo constante por pura supervivencia.
Aunque ya apenas recordaba que era tener un hogar, a veces anhelaba el sentimiento de tener una cama, un baño, un armario... llegar de la escuela y que te recibieran con un plato de macarrones recién hechos. Pelear con Gemma por quien ponía la mesa y ayudar a lavar los platos escuchando los cassetes de Wham! en el radiocasete de mamá.

Anhelaba aún el sentimiento de tener una familia, alguien a quien poder querer. Soñaba con poder seguir luchando para alguien más y no solo para sí mismo. Odiaba vivir y no poder compartir sus metas con nadie más.

El lloriqueo del perro le sacó de su ensimismamiento.

-¿Qué?-Dijo Harry, como si esperara a que el perro fuera a darle una respuesta.-Es lo que debía hacer.-De pronto el sabueso dejó de caminar y se sentó en mitad del asfalto.-¿Te has enfadado?, oh venga. No me irás a juzgar. Solo me estoy protegiendo.

Al animal se le veía bastante intranquilo, como si algo le perturbara.
Volvió a ponerse en pie mientras jadeaba con la lengua afuera y lloriqueó una vez más.

-No sabemos si era buen chico o no. No he sido tan malo como para dejarle sin nada, aún tiene la navaja oxidada y le he devuelto la pistola.-Sin balas-Se las apañará.-miró al animal en busca de otra respuesta por su parte. Mientras Harry, mordía su labio.-¡¿Pero qué coño hago dándole explicaciones a un perro?!-Exclamó con el ceño fruncido mientras comenzaba a caminar de nuevo.

Entonces el animal se interpuso en su camino. Le corto el paso sentándose en frente suya a la vez que emitía un leve ladrido de advertencia.

-Ah, ¿Que encima te vas a poner violento?.-Puso sus brazos en jarra indignado-¿Y por qué no me impediste irme cuando aún estábamos allí?. Perro estúpido, ¿no te das cuenta que lo único que hago es salvarnos?.

Intentó rodear al animal, pero este era más astuto de lo que pensaba Harry. Él impedía el paso por donde el humano intentaba abrirse camino.

Volvió a parar el seco al ver como había fracasado más de una vez al intentar seguir el camino. Él perro se sentó y volvió a ladrar.

-Mira, si vas a impedirme continuar, lo mejor es que te vayas. No pienso darme la vuelta para rescatar a ese rubio, si lo dejé allí fue por algo.

El perro lloriqueó de nuevo y comenzó a caminar en dirección contraria a la de Harry. Se quedó quieto esperando a que el humano le siguiera, pero al ver que este no obedecía volvió a llorar.

-No pienso volver, ya te lo he dicho.

El chucho no se rindió tan fácilmente, quería algo que su nuevo dueño no era capaz de comprender. Por ello, ni corto ni perezoso, enganchó sus dientes a la tela del pantalón que colgaba por los tobillos del joven.
Usó todas sus fuerzas para intentar arrastrarlo con él.

-¡¿Pero qué coño te pasa?!, ¿Puedes estar quieto un segundo?

Pero el animal seguía y seguía estirando la tela con desesperación. Como si estuviera advirtiendo a Harry de algo.

𝚃𝚑𝚎 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚜𝚊𝚏𝚎 𝚊𝚗𝚢𝚖𝚘𝚛𝚎 ᴸᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora