Un "pequeño" favor

48. Forever Winter.

All this time, I didn't know
You were breakin' down
I'd fall to pieces on the floor
If you weren't around
Too young to know it gets better
I'll be summer sun for you forever
Forever winter if you go.

Forever Winter, Taylor Swift .

April.

Por más que intento entenderlo, fallo. No puedo, no quiero entenderlo, y aunque es estupido, sigo aferrándome a la idea de que todo es una pesadilla. Esto no puede estar pasando, no puede estar pasado porque no tiene sentido.

Mi lengua se vuelve pesada en mi boca y en este punto ya la agonía se ha vuelto mi segunda piel. A lo largo de mi vida, he sentido dolor, pero todas esas veces fueron mínimas comparadas con lo que siento ahora. Una cosa era un corazón roto, peleas con tu familia, problemas internos alojados en tu mente, sin embargo, perder a alguien, saber que no podrás ver a esa persona de nuevo, es desgarrador.

Abro la puerta de nuestra habitación, y el silencio me recibe, no la sonrisa amable de Winter, no su abrazo, solo me recibe un cuarto vacío y oscuro. Mis rodillas se debilitan y antes de caerme al piso, voy hacia su cama, sentándome en ella. Todo huele a ella, al perfume de naranja que usaba, y de nuevo agarro mi pecho, sintiendo que el aliento se me atasca y un sollozo roto escapa de mi boca.

He llorado por horas, pero las lágrimas parecen ser interminables.

Winter. Mi única amiga. Mi familia. Una chica con miles de sueños que cumplir, con demasiado que hacer, se ha muerto. Ya no está.

Winter tenía que tener su cita. Winter tenía que viajar y reír. Winter tenía que experimentar una vida saludable tras recuperarse. Winter tenía que volver a ver a su padre. Winter tenía que seguir viviendo. Tenía que... y ya no lo hará.

Las imágenes de todo lo que hicimos juntas, de sus bromas, consejos y anécdotas, inundan mi cabeza, y me rompe más, me rompe recordar lo optimista que era a pesar de todo, la bondad que albergaba en ella y que es rara en estos días, lo especial que era, que es.

Veo la pulsera en mi muñeca, esa que compartí con ella, y llevo una mano a mi boca, tragándome un grito.

Quiero gritar, quiero correr lejos, quiero destruir el mundo entero, quiero entender cómo es posible que ella ya no esté. ¿Cómo...? ¿Cómo...?

La vida no fue suficiente para ella. No tuvo un primer amor, no tuvo una primera cita, no tuvo oportunidad de todo lo que merecía hacer. Es injusto, maldita sea, es injusto. Hay tantas personas malas en el mundo que duran años y años, más de lo que deberían, sin pagar por lo que han hecho y llevando una vida normal sin remordimiento. Entonces, ¿cómo una chica bondadosa, buena, con brillo y sueños que cumplir, murió? Es injusto. Es tan injusto.

Se suponía que íbamos a llegar a viejitas juntas, que ella conocería a mi familia y la invitaría cada domingo a almorzar y nos reiríamos de los malos días, y hablaríamos de los buenos mientras tomábamos su té favorito de arándanos. Íbamos a estar sanas, íbamos a comer sin culpa, íbamos a mejorar, íbamos a vivir. Ahora todos esos planes no importan, ella ya no está.

Tomo la lámpara que hay en mi mesita de noche y la lanzo contra la pared, furiosa. ¿Por qué ella? ¿Por qué Winter? ¿Por qué, maldita sea? Ella no... Ella, de todas las personas, no merecía tener una vida tan corta. Grito, sin importarme si alguien me escucha, pensando que si grito todo va a terminar, que si grito ella va a aparecer frente a mi y me dirá que todo esto no es real y que ella está bien.

—April —La puerta se abre de golpe y Rámses mira la lámpara rota a mis pies—. ¿Estás bien?

—Esto es mentira, ¿verdad? —inquiero, y él se acerca a mi—. Por favor, dime qué es mentira.