53. End Game.

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And I can't let you go, your handprints on my soul
It's like your eyes are liquor, it's like your body is gold
You've been callin' my bluff on all my usual tricks
So here's the truth from my red lips.

I wanna be your end game.

End Game, Taylor Swift.

🌷
April.

¿Alguna vez han sentido que lo que les está pasando es tan bueno que esperas descubrir que en realidad todo es un sueño?

Veo a Bastián frente a mi y lo único que puedo desear es que, de ser un sueño, nunca llegue la hora de despertarme. Prefiero años soñando con él, que más tiempo en una realidad en donde estamos alejados.

Porque de nada servía engañarme a mi misma, diciendo que estar lejos de él fue fácil, que no dudé todos los días de sí en realidad estaba haciendo lo correcto o si solo estaba lastimándonos aún más sin ninguna necesidad. Pero ahora me doy cuenta de la respuesta que no sabía que necesitaba.

Para frente a Bastián, lo veo directamente a los ojos y por primera vez puedo concentrarme en el amor que siento por él en vez de pensar y decirme que él es demasiado para mi, que no merezco que ni siquiera voltee a verme.

—Perdón por haberme tardado tanto —Es lo que digo.

Bastián se queda en la puerta, sus dedos flexionándose sobre ésta. Su rostro es estoico, y luego una de sus manos se alarga hasta agarrar mi mejilla, y luego, luego él sonríe. Una sonrisa abierta, en donde veo la sombra de hoyuelos de los que apenas soy consciente, y que hacen un contraste asombroso con sus pecas.

—Te habría esperado todo el jodido tiempo que necesitaras —masculla, envolviéndome en un abrazo.

Hundo mi rostro en su pecho, y comienzo a llorar. Del alivio, porque por fin siento que la tormenta ha cesado y que veo el indicio de un arcoíris al final del camino en donde antes solo pude ver la neblina que me llevaba a un acantilado.

De alivio, porque ahora puedo ver que lo en realidad quiero es una vida tranquila, no quiero millones de dólares, no quiero ser la mejor, no quiero seguir desgastándome.

Solo quiero tenerme a mi misma y tenerlo a él. Tener un nosotros.

De pronto aparece Mandy, y se para en mis pies, mirándome con sus ojos enormes, y maúlla. Mis lágrimas se ligan con el sonido de mi risa, y solo rompo nuestro abrazo para cargarlo en mis brazos.

—Los extrañé tantísimo —murmuro, y sin importarme si me hace ver intensa o no, vuelvo a abrazar a Bastián con mi gato en brazos.

Mi familia.

Ya sé que no necesito a mis padres y lo pequeña que me hacían sentir, lo poco que era para ellos y que siempre me lo hicieran saber. Porque con Bastián y mi gato he sentido mucho más amor del que sentí con ellos toda mi vida.

En algún momento, Bastián toma mi mano y me lleva al interior del apartamento. Tomo una bocanada de aire, siendo recibida de la mejor manera; con su olor. Como siempre, todo está mesticulosamente ordenado, y mi corazón se estruja en cuanto veo que en la esquina de la sala hay un espacio para Mandy, con su caja de arena y una cama acolchada con juguetes alrededor.

—Compraste cosas para Mandy —menciono, sin ocultar la emoción que me causa.

Bastián se acerca por mi espalda, abrazándome por la cintura y apoyando su barbilla de mi cabeza. Aspiro su cercanía, su pecho contra mi espalda y la deliciosa sensación de sentirme protegida por él.

Un "pequeño" favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora