57. Paris.

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I'm so in love that I might stop breathing
Drew a map on your bedroom ceiling
No, I didn't see the news
'Cause we were somewhere else
Stumbled down pretend alleyways
Cheap wine, make believe it's champagne
I was taken by the view
Like we were in Paris.

Paris, Taylor Swift.

April.

El día de la boda de Ali y Zeus es hoy. La verdad es que estoy emocionada, primero porque dos personas que se aman van a casarse y segundo porque nunca antes he ido a una boda, exceptuando a la de Simone, pero esa no se llevó a cabo.

El vestido de dama de honor es sedoso sobre mi cuerpo, y mi cabello corto está peinado con ligeras ondas y con flores adornándolo en forma de corona, accesorio que tendríamos todas las damas.

—¿Cuál va mejor con tu vestido? —inquiere Bas, señalando los dos pañuelos de color verde agua que irán en el bolsillo de su traje.

Escojo mi favorito y me giro para mirarlo. Su cabello aún sigue húmedo, y está sin camisa, tan solo con el pantalón negro de vestir.

—Acabo de pintarme los labios —advierto en cuanto veo su intención de acercarse y besarme.

—A la mierda —murmura, sonriendo abiertamente y se acerca aún más.

Retrocedo, intentando escapar. Bastián camina hacia y mi lo esquivo, arrancando a correr hacia la sala de estar. Escuchó sus pasos y mi risa muere en el instante en que sus brazos me sostienen por la cintura y empieza a dar besos por todo mi cuello, causándome cosquillas.

—¡Bas! —Me carcajeo.

Él me da la vuelta y ahora nuestros pechos están pegados. Sus labios están sobre los míos antes de que pueda hacer otra cosa. Mi boca se abre por instinto, y él aprovecha para acariciar mi lengua. El aire se vuelve pesado mientras intento sostenerme todo lo que puedo de él, y devolverle el beso con las mismas ganas, ya sin siquiera importarme mi labial.

Luego lo arreglaré.

Sus brazos me abrazan y rodeó su cuello, poniéndome de puntillas para facilitar el beso.

—Vamos a llegar tarde —murmuro en un suspiro.

Bastián muerde mi labio antes de separarse, y sus ojos nublados se quedan centrados en mi boca.

—Mierda —masculla y vuelve a besarme una vez más.

Cuando por fin se separa, su mano toma la mía y me lleva de vuelta a la habitación. Me dejo caer en el asiento del tocador, con las piernas temblorosas y mis latidos acelerados. Veo a Bas a través del espejo, y mis labios se curvan en cuanto veo rastros de mi labial en su rostro.

—Te queda bien el rojo —bromeo.

Él sacude la cabeza, con diversión en su mirada, pero su rostro es serio al tiempo en que se posiciona detrás de mí. Su mano rodea mi garganta y me besa desde arriba. La posición es nueva y me recuerda al icónico beso de Spiderman.

Sale de la habitación sin decir nada más, y vuelve con su camisa de vestir puesta y su traje. Ignoro la necesidad de querer quedarme en la habitación con él, y me concentro en terminar de retocar mi maquillaje.

Media hora después estoy con Bas, caminando hacia su auto oscuro. Como de costumbre, abre la puerta para mi y luego se desliza en el asiento del conductor.

—Te traje esto —dice, trayendo consigo una bolsa del asiento trasero.

Mi boca se seca y la felicidad estalla en mi, viendo lo qué hay en su interior.

Un "pequeño" favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora