Un "pequeño" favor

19. Mon amour

Bastián.

Le doy una mirada a mi reloj, y giro la cabeza, en busca de April. No la consigo por ninguna parte. Un mal presentimiento nace en mi cuerpo y sacudo la cabeza al tiempo en que me levanto de la mesa y voy en busca de ella. Han pasado mínimo quince minutos, y es demasiado tiempo. Puede que se haya perdido, o algún familiar le haya interceptado, y no sé decir cuál de las dos alternativas es peor. Mi números familia hace muchas preguntas.

Mis ojos estudian el lugar, y no veo por ningún lado un vestido rosa. Veo vestidos rojos, verdes, dorados, azules, pero la encuentro a ella.

Mierda, esta noche no está siendo nada en cómo la había imaginado.

Estuve a punto de mandar al demonio todo para volver a besarla, sí esa llamada no hubiese existido, estoy seguro de que la habría besado. Hubiese hecho lo que ella quisiera que yo le hiciera. Me tuvo ahí, a su propia merced. Le hubiese arrancado ese vestido, aunque se ve perfecta con él, y la habría puesto en el sitio al que quiero que pertenezca: a mi cama, a mi lado. ¿Qué sucede conmigo? No debo estar pensando así. Joder, ella es mi novia falsa. No mi novia de verdad. Y debo recordarme todos los días lo mismo, como si fuera tan imbécil para que mi cerebro procese una simple regla: separar la cosas. Recordar nuestro acuerdo.

Doblo en la esquina del pasillo, dirigiéndome hacia el baño y una calma instantánea aparece en el momento en que la encuentro. Y lo que le sigue a esa calma es un revuelto en mi estómago. Me tengo que detener un segundo para recuperar el aliento. He tenido que hacer lo mismo desde que salimos de la mansión, desde que me preguntó cómo había quedado al terminar de arreglarse.

Eres lo mujer mas hermosa que he visto en mi vida, mi amor.

Nunca he estado tan seguro como cuando le dije eso, y lo seguiré manteniendo. Hasta cuando nuestro acuerdo se acabe, seguiré pensándolo.

Mis ojos se estrechan, y parpadeo para asesorarme de que no estoy viendo mal. Tristan está aquí, el jodido imbécil está aquí, y no es el mayor problema, este es que está hablando con April. ¿Por qué habla con ella? El rostro de April luce decaído, la misma emoción que la he visto tener cuando se trata de su familia y él. Tengo ganas de estamparle la cara contra una pared solo por hacerla sentir mal, como el jodido idiota que es.

No me entra en la cabeza que ellos sean amigos. Ella no se merece un amigo así, y él no merece que ella le dirija las palabras más nunca en su miserable vida.

April le dice algo que no escucho y él le grita. Le grita, a mi novia. Falsa o no, sigue siendo mi novia. Y no voy a permitir que una basura como él le alce la voz. La rabia surge, y mis latidos salen disparados a medida que me acerco a ellos. Mi respiración se acelera.

Estoy a punto de tirarlo a un lado cuando veo a la hermana de April aparecer, y tomarlo de brazo.

April y yo quedamos igual de estupefactos. ¿Qué mierda está pasando?  ¿Qué hace la hermana de April con él?

No tengo un hermano, pero estoy seguro de que sí lo tuviera jamás podría meterme con la mujer que a él le gustara. ¿Por qué ella lo hace? ¿Acaso alguna bendita vez se ha parado a pensar que causarán sus decisiones en su propia hermana menor?

La distancia no me impide ver las lágrimas acumuladas en los ojos de April y trago duro y enfurezco, porque el peor escenario que tengo en mi cabeza es ver a April llorar, o sufrir. Me pone enfermo. No quiero ver otra cosa que no sea una sonrisa en su rostro, incluso si la razón es algo que a mi me parece irritante. Me importa un demonio.

April retrocede, y sus facciones se aquebrajan. Quiero correrlos a los dos, sacudirlos a ver si entienden de una buena vez que April es demasiado buena para estar cerca de ellos, y que no se merece nada de las cosas malas que le han dicho a lo largo de su vida.