35. Lover.

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Ladies and gentlemen, will you please stand?
With every guitar string scar on my hand
I take this magnetic force of a man to be my lover
My heart's been borrowed and yours has been blue
All's well that ends well to end up with you
Swear to be overdramatic and true to my lover
And you'll save all your dirtiest jokes for me
And at every table, I'll save you a seat, lover.

Lover, Taylor Swift.

April y Bastián.

🧡
April.

Hay algo extraño en volver a casa. Porque de alguna manera, se siente como si llevara años sin estar aquí y que me parece que los últimos días he sentido como casa a una persona, no un sitio.

—Estoy nerviosa —admito mientras vamos en el ascensor.

Bastián levanta la mirada, sus ojos color miel rojos por el cansancio. No habíamos podido dormir mucho estando en Ámsterdam, ya que habíamos estado la mayor parte del tiempo ayudando a Simone, y con sus niñas, que debo recalcar cada que tenga la oportunidad: Son lo más adorable qué hay en el planeta. Aunque sus llantos son un poco altos a decir verdad, razón por la que no pudimos descansar lo debido.

Es incluso adorable verlo cansado. Lucía más joven, por muy extraño que suene.

—¿Por qué? —replica, llevando en sus manos mi equipaje.

—Porque llevo mucho tiempo sin ver a Mandy —respondo, moviendo los pies de un lado a otro.

Bastián sacude la cabeza, aunque un indicio de sonrisa amenaza con ganarle. Cuando estoy a punto de decirle otra cosa, el ascensor se detiene, y nos bajamos juntos. Abro la puerta como es costumbre, y entonces diviso a mi gato dormido en mi sofá.

Mi corazón se calienta como el chocolate en verano, y camino hacia mi gato y lo abrazo con fuerza, con demasiada. Y de nuevo es como si estuviese completa. De verdad me cuesta entender a esas personas que tienen mascotas y no las aman con todo su ser.

—Te extrañé mucho —mascullo, sonriendo de oreja a oreja y mis ojos se llenan de lágrimas.

Mandy se acerca más a mí y lo tomo con un "yo también". Luego de estar un rato sentada en el piso, con mi amado gato en mis brazos, me pongo de pie y voy hacia donde todavía está de pie Bastián.

Él lleva sus pulgares a mis mejillas, limpiando el rastro de lágrimas que hay sobre mi piel.

—Perdón por ser tan sentimental —Sorbo por la nariz, considerando que sería normal que lo encontrara molesto.

Nadie quiere estar con alguien que llora demasiado y que siente todo con tanta intensidad que es abrumador.

—No pidas perdón por sentir de la forma en que lo haces —murmura—. Es preferible sentir mucho a sentir nada.

Me quedo ahí, todavía helada. Entonces lo observo, y me doy cuenta de que, como en muchas cosas, es el primero en decirme una cosa que en el fondo, que esa April de ocho años que era más intensa que otros niños y que lloraba de felicidad cada que le daban un regalo, siempre había querido escuchar. Y es como si una herida se fuera cerrando poco a poco.

Un "pequeño" favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora