45. The great war

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To that bloodshed, crimson clover
Uh-huh, the worst was over
My hand was the one you reached for
All throughout the Great War
Always remember
Uh-huh, we're burned for better
I vowed I would always be yours
'Cause we survived the Great War

The great war , Taylor Swift.

April.

Desde que era una niña supe que mis padres no me querían como yo a ellos, quizás no me querían en lo absoluto, y me gustaría decir que no pasé el resto de mi vida intentando complacerlos y cambiar cosas de mí para que ellos me aceptaran. No funcionó debo aclarar. Por más que quise, por más que lo intenté, no pude lograr que ellos me amaran.

Y uno creería que luego de haber crecido sin amor por parte de ellos me he acostumbrado a ello, o que por más tiempo en el que he ido a terapia a hablar sobre ello, se hace más fácil de aceptar. Pero, ¿cómo alguien que ama a sus padres digiere que ellos a uno no?

De nuevo, vuelvo a pensar que si yo hubiese sido la adoptada, podría, por más mal que esté, comprenderlo. Mis padres quieren a una hija exitosa, preparada, una hija brillante, que luzca delgada para que sea socialmente aceptada y no criticada, porque esas críticas dicen más sobre ellos que sobre ella mismas, porque esas pisotean su necesidad de ser unos padres ejemplares y una familia perfecta ante los ojos de los demás.

Sé que esa razón es una de por las cuales se encargaron de tenerme siempre de segundo plano. En fotos, en eventos, en reuniones familiares. Solo hablaban de mi como un caso perdido, como la defectuosa, la mancha en una pared perfectamente pintada y pulida.

Miro la pieza que empecé a tejer hace dos dias, luego de pasarme toda la noche en vela después de leer los papeles de adopción. Empecé sin saber que quería en realidad, pero terminé tejiendo una muñeca.

—Me gusta —Winter se sienta a mi lado, en el sofá de la sala.

Lleva el cabello recogido y una gran sonrisa en el rostro.

—¿Sí? No está perfecta, todavía me cuesta tejer algo tan complicado —murmuro con el sonido de la chimenea ondeando entre nosotras.

—Ni siquiera las muñecas son perfectas, April —responde, dándome un empujón juguetón—. Nada o nadie lo es.

La observo, de nuevo sintiendo su compañía como lo más preciado que tengo en este momento. Ella me sonríe, y le devuelvo la sonrisa.

—¿Cómo estás? —pregunta, refiriéndose al asunto de mi familia.

Como todo, también se lo conté a Winter, y ella me abrazó por horas.

—Mejor —respondo, tratando de creérmelo yo también—. Me hubiese gustado estar en el lugar de Olive.

Su gesto se frunce en cruda confusión.

—¿Por qué querrías eso?

—Porque al menos así, podría encontrar una mejor explicación al por qué ellos no me quieren y sería más fácil seguir adelante. Quizás buscar a mi verdadera familia y quizás, quizás sentir lo que es el amor de padres.

—Igual seguirás adelante, April. Lo harás, no creo que sea fácil, pero míranos, estamos aquí, haciendo una de las cosas más difíciles para las personas como nosotras.

Se me escapa una risa rota, y apoyo mi mejilla en su hombro.

—Tienes razón. Y sé que yo puedo, solo duele.

Un "pequeño" favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora