13. "No enloquezcas"

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April.

Simone es una mujer muy muy embarazada. Sí, sabía que ella estaba esperando un bebé, pero nunca había visto un vientre tan enorme. Seguro su hijo será grande.

Y hermosos también, las hermanas más pequeñas de Bastián son bonitas, pero ninguna es ni la mitad de atractiva como lo es Simone. Esa mujer es deslumbrante, su cabello color miel, y sus ojos casi verdes.

—Oh por Dios, tu hermana es demasiado hermosa —susurro mientras avanzamos por el salón para encontrarnos con ella.

Desde lejos nos sonríe y alza la mano.

—¡Hola! —espeta cuando estamos cara a cara, su sonrisa parece querer romper su cara cuando mira a su hermano—. Bas.

Bastián le da un abrazo, sonriendo también, y yo me quedo embobada, viendo a los hermanos más atractivos del mundo.

Al separase su hermana me mira, y me aprieta la mano con amabilidad.

—Es un placer conocerte, April. Gracias por venir.

—No hay de qué, pude hacer un espacio en mi apretada agenda para tener un viaje a París —bromeo, excepto que no se escucha como una broma—. Es mentira, en realidad mi agenda está vacía —Sacudo la cabeza, maldita sea—. Lo que quiero decir es que; gracias a ti por invitarme.

Bastian está conteniendo una risa y se gana una mala cara de mi parte. Simone hace un gesto, quitándole importancia.

—Pasemos que ya el desayuno está servido —dice, señalando la mesa en el comedor.

El aroma inunda mis sentidos y mi estómago ruge, pero luego de todo lo que comí ayer no debería volver a comer ni siquiera.

La mano de Bastián, enredándose en la mía aleja la voz tormentosa en mi cabeza, y me lleva hacia donde nos espera el desayuno. Como es costumbre, sostiene la silla para mi y se sienta a mi lado, aún sin soltarme.

Maldita sea, es demasiado difícil concentrarme cuando él me toca, la preocupación de la comida queda a un lado porque mi cerebro solo puede procesar una emoción fuerte a la vez, y en vez de culpa y arrepentimiento, estoy nerviosa.

Unos segundos más tardes llegan Eliette y Lía, corriendo hacia su hermana mayor y agachandose para sobar su barriga.

—¿Cuándo va a salir el gnomo? —pregunta Lía, sonriendo con travesura.

Eliette le da un manotazo por la cabeza, y la otra se ríe.

—Vas a hacer que te boten de la casa —murmura Eliette.

—Está programado para que llegue en un mes —comenta Simone, sin prestarle atención al argumento de sus dos hermanas.

—¿Es un niño o niña? —quierosaber.

Simone curva sus labios y pone una mano en su vientre abultado.

—Son gemelas —responde—. Bastián seguirá siendo el único hombre de nuestra generación.

—¿Es muy difícil llevar ese peso? —le pregunto, divertida.

—Demasiado, aguantar a tantas chicas es irritante —dice, las esquinas de sus labios se crispan.

—Aguantarte a ti es irritante —contrarresta Lía—. Como sea, ¿hoy irán a ver la torre?

Nos mira mientras le mete un mordisco a una manzana.

—Sí, estoy emocionada —confieso.

Porque por Dios, ¿hay algo mejor que pasar un día por Paris? No lo creo.

Un "pequeño" favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora