Capítulo I

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(TN): ¡Por favor! ¡No sigas! Soy menor de edad aún y...

Mahito: ¿¡Qué eres qué?! —dijo mientras seguía penetrándome—

(TN): Tengo 16...¡Y no me cuido con ningún preservativo! —jadeando—

Mahito: ¡Maldita mocosa!

Dejé de sentir su miembro dentro de mí por unos largos segundos, cuando me di vuelta, noté que Mahito estaba tapándose la cara en silencio.

(TN): ¡Déjame ir te lo pido! Te juro que no le diré a nadie.

Mahito: ¡Pídemelo de rodillas!

(TN): ¿¡Qué?! —dije confundida—

Jalándome el cabello con fuerza me obligó a caer de rodillas al suelo. Mis rodillas delgadas y de tono rosa pálido se habían echo daño en la caída. Comencé a gritar de dolor mientras ese chico se burlaba de mí.

Mahito: ¡Implórame! ¡Suplícame! Que te deje ir.

(TN): ¡Te lo suplico! Me iré de aquí y no me verás nunca más. De verdad no haré nada. Sólo quiero irme a casa. —sollozando—

Mahito: —burlándose— ¿Tan mal te he tratado? ¿No conoces esta ciudad no es así? Todo lo que tienes soy yo.

Con la mano libre comenzó a acariciar mi rostro por unos segundos, la lluvia estaba muy fuerte en ese instante y no me dejaba ver bien su rostro.

Mahito: ¡Mírame! —gritó—

(TN): Es que... la lluvia no me deja abrir bien mis ojos...

Mahito: ¡Ughh! ¡Eres un completo desastre!

Se quitó la polera que llevaba puesta y la colocó sobre mi cabeza. Era la primera demostración de afecto que hacía ese hombre y sin insultos. Cuando pude ver mejor, pude notar como era su rostro. Estaba lleno de cicatrices como si fuera él mismo quien se las suturó. Su pecho trabajado y sus músculos eran atractivos para ser alguien de piel pálida y delgado. El cabello largo y de color celeste cubría parte de su frente, ese chico, tenía algo que en el fondo podría ser muy adictivo.

Mahito: ¿Ya me viste bien no es así?

(TN): ...Sí...

Mahito: ¡No me digas Sí! —jalando mi cabello con fuerza—

(TN): ¡Aghh! ¡Por favor! ¡Me duele!

Mahito: ¡Desde ahora me responderás con un Sí mi amo! ¿Escuchaste bien?

(TN): Sí...

Mahito me empujó contra la pared golpeándola de un solo puño. Se agachó frente a mí y dijo:

¿Qué fue lo que dijiste?!

(TN): Perdóname —dije asustada— Sí mi amo

Mahito: ¡Así me gusta! —riéndose— Cada vez que me desobedezcas te castigaré. Y no será bonito.

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