Capítulo X

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Entramos a la habitación y me recosté en el colchón tapando mi rostro. Mi corazón latía a mil por hora luego de haber tenido esa conversación con Kenjaku. Mahito se acosto a mi lado para besar mi cuello, acariciaba mis pechos con calentura y sus jadeos lograban un cosquilleo en mi.

Mahito: Traeré la comida luego, ¿qué tal si hoy nos quedamos todo el día encerrados?

(TN): Sí mi amo —dije sin mirarlo—

Mahito: Estás extraña. ¿Algo pasó cuando quedaste en el pasillo?

(TN): No es nada mi amo..sólo tengo un poco de fatiga.

Mahito: Joder. Los humanos son un maldito desastre. ¡Está bien! Iré a buscar algo, ya regreso.

Cuando por fin Mahito Cerró la puerta por fuera saqué mis manos de mi rostro y las coloqué en mi pecho.

Mi amo me castigaría con mucha fuerza si me atrevo a insistir con Kenjaku. Si tengo suerte me dejaría viva.

Un ruido en la chapa de la puerta como si quisieran  abrir me distrajo de mis pensamientos. Me levanté creyendo que Mahito había olvidado algo.

(TN): Mi amo yo le abro. ¿Qué se le olvidó?

Para mi sorpresa no era Mahito sino Kenjaku quien se encontraba detrás de ella. Intente con todas mis fuerzas cerrar pero él detuvo la puerta con una mano y entró a la fuerza a la habitación.

(TN): No puedes estar aquí. —dije nerviosa—

(TN): Además me dijiste que me esperarías en la noche. Aún no he decidido nada.

Kenjaku: No me pude resistir al ver que estarías sola.

Kenjaku me arrinconó contra la pared y posó una mano en mi cuello apretándolo con fuerza. Sentía su respiración en mi cuello y su otra mano manoseaba mi cuerpo sin parar.

Kenjaku: No sabes las ganas que te tengo...

Kenjaku: ¿Por qué no decides ser mi amante?

(TN): Mi amo me mataría

Kenjaku: ¿Sólo por él no lo harías?. Eso quiere decir que ¿Si me deseas (TN)?

(TN): No quise decir eso. ¡Maldición! Kenjaku déjame en paz.

Kenjaku: Si pudiera créeme que ya lo hubiera hecho. Pero esa imagen tuya desnuda en mi cama no logro quitármela de la cabeza. Estar encima tuyo es una locura. Mahito es un maldito afortunado de tenerte todas las noches y cuando él quiere.

Me llevó al colchón a la fuerza y comenzó a quitarme la ropa a tirones. Sacó unas cuerdas y me amarró mis manos para que no pudiera defenderme.

(TN): Kenjaku no me obligues ¡por favor!. —sollozando— ¡yo amo a Mahito! ¡Jamás podría hacer el amor con contigo!

Kenjaku: —apretando los dientes— ¡Cállate mocosa! Si no quieres por las buenas lo harás por las malas. ¡Y cuando yo lo diga!

Tapó mi boca con un pañuelo mientras que mis gritos ahogados y mis lágrimas cayendo por mis mejillas eran interrumpidas por la lengua de Kenjaku en mi intimidad.

Kenjaku: ¡Qué húmedo está! ¡Me hierve la sangre en este momento!

Su lengua seguía tocándome sólo que ahora había entrado en ella. Sus manos tocaban mis muslos separándolos mientras que su boca se comía a besos mi intimidad. Kenjaku estaba tan excitado que su desesperación era muy escandalosa. Gemía bastante y susurraba lo que parecían maldiciones.

Kenjaku: Fuck fuckkk . Mi miembro no quiere quedarse quieto.

Vi como Kenjaku se sacaba desde su ropa su miembro, era muy largo y grueso. Podía jurar que sus venas se marcaban alrededor de él. Subió sobre mi y colocando un dedo en su boca como símbolo de silencio me dijo:

Si no guardas silencio no te sacaré el pañuelo de tu linda boca. ¿Puedes prometerlo?

(TN): —moviendo mi cabeza de arriba a abajo—

Kenjaku: Perfecto. Cumpliré con mi parte.

Dejó el pañuelo a un lado y acomodó su miembro en la entrada de mi intimidad.

(TN): Kenjaku por favor no lo hagas..—sollozando— te lo pido por lo que más quieras.

Kenjaku: No tiene por qué ser una experiencia traumática (TN). ¿Acaso con Mahito no fue algo similar? Tuviste relaciones con un completo desconocido.

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