Capítulo V

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(TN): ¡Amo por favor! ¡No deje que me lleve! ¡Hago lo que usted quiera pero no quiero que me toque otro hombre!

Kenjaku: Oh vaya. Me duele el corazón escucharte. Descuida, ya verás que lo pasarás mucho mejor en mi cama.

Mahito evitó el contacto visual conmigo mientras sostenía la frazada que había ido a buscar.

Kenjaku: Nos vemos mañana o quién sabe.

Le grité y le supliqué mientras subíamos las escaleras pero no hubo respuesta. ¿Cómo podía dejarme en manos de otro hombre? ¿Acaso el sexo no le dejaba ningún vínculo conmigo?. Si Kenjaku me tocaba, Mahito ya no querría tenerme en su cama. Me botaría a la calle como un perro.

Llegamos a una habitación bastante más grande que la anterior. Había de todo inclusive comida en la cocina. Nos detuvimos frente a la cama mirándonos fijamente.

Kenjaku: —tocando mi cuello— ¡Mira lo que te ha hecho Mahito! Tienes marcas por todos lados. ¿No te duelen?

(TN): No...en algún momento dejé de sentir dolor.

Kenjaku: ¿Lo amas?

(TN): No lo sé. Pero creo que estoy sintiendo algo por él.

Kenjaku: Entiendo. ¡Ve a bañarte! —dijo entregándome una toalla— de seguro que no haz podido. ¿Haz comido algo?

(TN): No señor..

Kenjaku: —risa— No me digas señor, llámame por mi nombre. ¿Está bien?

(TN): Entendido

Kenjaku se acercó a darme un pequeño beso en mi boca, algo que me sorprendió pero no me desagradó. Quedé observándolo hipnotizada mientras él se cambiaba de vestimenta.

Kenjaku: —sonrisa— ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué me miras así?

(TN): No...no es nada... iré a la ducha. Con permiso.

Me dirigía al baño cuando Kenjaku jaló mi brazo apegándome a su pecho desnudo. Sus manos tomaban mi rostro con mucha dulzura mientras que sus labios se acercaban a los míos para seguir besándome. Al principio me negaba a sentir su lengua dentro de mi boca pero la temperatura comenzó a subir en la habitación.

Kenjaku: ¿Tú también lo deseas verdad?

(TN): A...¿qué te refieres? —nerviosa—

Kenjaku: Quiero decir que, esta noche ..¿cómo le llaman ustedes los humanos? ¿Hacer él amor?

(TN): Bueno..ese término es para las parejas enamoradas.

Kenjaku: ¿Y acaso no podría enamorarme de ti?

Kenjaku: Jamás le he quitado ninguna mujer a Mahito. Pero tú eres diferente. No te trataré como lo hace él, puedes estar segura.

Me dió el último beso y en silencio caminé al baño. ¿Qué clase de mentira era esa? ¿O en verdad hablaba en serio?. Cuando salí del cuarto, me sentía muy bien luego del baño. Mi cuerpo y mi cabello olían muy rico. Kenjaku estaba preparando algo de comer en la cocina, me acerqué hacia él tímidamente y me senté a su lado.

Kenjaku: Que agradable aroma tienes. —dijo entregándome un sándwich—

(TN): ¿Por qué eres tan amable conmigo Kenjaku?

Kenjaku: Siempre he sido un caballero. Que mi apariencia no te haga pensar lo contrario. Anda, come.

En verdad ese sándwich estaba muy sabroso, al terminar de cenar Kenjaku tomó mi mano y me llevó al dormitorio. Me vistió con una polera que me quedaba enorme  y nos acostamos debajo de las sábanas. Mis manos sudaban un montón y temblaba mucho. Kenjaku se quedó a mi lado mirándome mientras acariciaba mi rostro.

Kenjaku: Yo no te obligaré a nada que no quieras hacer (TN).

Su boca decía algo pero sus manos demostraban lo contrario. Sus dedos se deslizaron hasta mi intimidad acariciandola lentamente. Introdujo uno y luego dos de sus dedos provocando que soltara un pequeño gemido. Sin poder controlarlo empecé a mojarme y a humedecer las sábanas.

Kenjaku: mis dedos están muy mojados (TN) —jadeando— ¿sabes qué es lo que significa?

Comencé a jadear más seguido mientras lo miraba. No pude emitir ni una sola palabra por lo caliente que me encontraba. No contaba que Kenjaku me masturbara de esa manera.

Kenjaku: Estás muy caliente (TN).

Mis piernas se comenzaron a abrir de la excitación y Kenjaku no perdió la oportunidad de estar arriba.

Kenjaku: (TN) abrázame con tus piernas.

Siguiendo sus indicaciones cerré mis ojos y me imaginé que Mahito estaba ahí conmigo y que todo esto iba a pasar rápido.

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora