Capítulo XXI

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Su caminar se dirigió hacia nosotros, su mirada también. Me puse de pie para poder saludarlo y Kenjaku se quedó sentado con una mano rodeando mi cadera.

(TN):....M-i...a-mo.. -dije titubeando muy nerviosa ante su presencia-

Mahito nos ignoró y camino hacia el último puesto cerca de los baños tomando asiento. Se rodeó de chicas y chicos mientras pedía tragos. Mi sonrisa de aquel instante ya no existía, mis ojos estaban cerrados evitando que mis lágrimas cayeran por mi rostro y mis puños estaban apretándose como signo de dolor.

Kenjaku: ¿ves? Él no nos soporta, menos ahora que, nos vio juntos. Esa noche...yo deseaba tu cuerpo y acepté un trío para poder tocarte. Él en cambio decidió irse y dejarte. Además si te hubieras quedado más con...

(TN): -interrumpiéndolo- Creo que...iré al baño. Claro  si no le molesta

Kenjaku: -mirándome sorprendido- Claro, ve

Sabiendo que Mahito se encontraba cerca, decidí que debía mostrar otra actitud. Mi postura se mantuvo erguida, mi cabello se movía con el viento y mi mirada era desafiante. Mahito tenía a dos mujeres sentadas en sus piernas mientras reía, al verme pasar, su expresión era muy diferente ahora. Sus ojos no se despegaron de mí y mis piernas hasta que desaparecí. Entré al baño pensando en que esa táctica había funcionado mientras que arreglaba mi maquillaje. Entré a uno de los baños con puerta para eliminar todo lo que había tomado esa noche. Arregle mi vestido, jalé la cadena del water escuchando como el agua se iba. Tranquilamente abrí la puerta delante de mí cuando noté que una mano empujaba ésta hacia dentro no dejándome salir. Mahito se había encerrado conmigo en el baño furioso.

Mahito: ¿¡Qué crees que haces mocosa?! -dijo con rabia en sus ojos-

(TN): No sé a qué te refieres. -dije indiferente- Déjame salir por favor. Kenjaku se preocupará por mí.

Decidí nombrarlo ya que sabía que lo podía lograr molestar y si tengo suerte recordaría lo que vivimos juntos.

Mahito: ¡Eres libre de hacer lo que te venga en gana! -gritándome pero sin dejarme el camino libre-

(TN): Entonces por qué no me dejas salir?

Mahito me observaba desde arriba hacia abajo, esa noche me coloqué un vestido brillante plateado muy elegante que me regaló Kenjaku. Era imposible que no lo notara, lo hermosa que estaba. Sus ojos se detuvieron en el escote observándolo.

Mahito: Tus ..pechos..crecieron. Y tus caderas..-girando su cabeza hacia un lado- Estás muy diferente desde que me fui.

(TN): Ahora soy una mujer. Mi cumpleaños fue hace poco.

Mahito: -mirándome sorprendido- Supongo...

(TN): Si eso es todo, regresaré al bar.

Mahito evitó que abriera la puerta y me arrinconó con toda la fuerza que tenía apretando su cuerpo contra el mío.

(TN): ¿¡Qué es lo que haces?! -diciendo con tono de mujer difícil pero ya sabemos que es justo lo que quería-

Mahito: No te hagas la tonta conmigo.

Podía escuchar su respiración mientras sus manos acariciaban mis pechos. No podía evitar excitarme tener a Mahito de regreso.

(TN): Lo extrañé demasiado este tiempo mi amo -observándolo con ojos grandes-

Mahito seguía tocando mis senos y su mirada no se distraía con nada. Ahora, sus dedos estaban bajando los tirantes de mi vestido hasta llegar a mi cintura. Mis manos estaban acariciando su rostro con cicatrices con una pequeña sonrisa.

Mahito: -con un hilo de aliento- no quiero que digas nada sobre esto

(TN): Claro. ¿Pero a qué se refiere?

Se abalanzó sobre mi cuerpo besandolo por todos lados, sus manos tomaron mis caderas con fuerza y mientras sus besos tocaban mis senos mordiéndolos. Comencé a sentir un segundo dolor, su miembro, no se demoró en entrar, follandome con fuerza y brusquedad. Mis gemidos se escuchaban por todo el baño y la gente que entraba no entendía nada. ¿Cómo era posible que hubieran dos descarados encerrados en el baño de damas?

Mahito: -presionándome con su mano derecha mi cuello desnudo- ¿¡Acaso te gusta jugar con los dos eh, maldita perra?!

Mahito: No sabes cuanto deseaba follarme tu cuerpo otra vez

(TN): ¿Entonces por qué se fue mi amo? -gimiendo-

Mahito: Tu sabes por qué...-gimiendo- Tu sigues siendo mía no importa lo que te diga. -sus ojos se colocaron en blanco por la calentura-

Mahito: Eres...mía. Sigues siendo mía ...

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora