90 MINUTOS

Capítulo XXXII

Su mano libre bajó a mis caderas apretándome contra su cuerpo mientras que su boca se encontraba susurrando algo:

Me vuelves loco...-respiración agitada-

Comenzó a avanzar rápidamente hasta llegar a la pared más cercana. Me arrinconó y apretando su cuerpo contra el mío decidió besar mi cuello. Incline mi cuello hacia un lado para dejar camino libre a sus labios, cerré mis ojos y sonreía mientras jadeaba de vez en cuando..

La puerta se abrió apareciendo Kenjaku detrás de ella. No había visto nada antes de que pronunciara estas palabras:

"Bueno, creo que lo persuadí por el momento"

Levantó la mirada dirigiéndose hacia nosotros. Kenjaku era de mentalidad libre y muy pocas cosas lo hacían enojar. Pero, en ésta ocasión su expresión fue claramente distinta.

Kenjaku: -tosiendo- ¿interrumpo algo?

Mahito: -sin parar de besar mi cuello- Es obvio que sí.

Kenjaku: ¿Podrías dejar de hacer lo que estás haciendo y ayudarme con ese hijo de puta?

Mahito: -separando sus labios de mi piel- Haz el trato y ya. Si las cosas se ponen feas lo mato. Si intenta tocar nuevamente a (TN) me encargaré de matarlo con mis propias manos.

Acariciaba mis mejillas con ambas manos mientras esbozaba una sonrisa tierna y sus ojos estaban lleno de ternura.

Mahito: Sería capaz de cualquier cosa por ella ...

Kenjaku: Mahito -interrumpiéndolo su tono de voz era diferente- déjame hablar a solas con (TN). Necesito expl-...

(TN): No tengo nada de qué hablar contigo Kenjaku. -dije categóricamente- tu corazón le pertenece a esa mujer..y lo entiendo.. pero, no deberías utilizarme para olvidarla. Un clavo no saca a otro clavo.

Kenjaku: No entiendes (TN)..no es eso lo que estaba haciendo..

Kenjaku: Mahito, por favor. Puedes...

Mahito: Claro..

Mahito salió de la habitación y Kenjaku cerró la puerta apenas se retiró. Apuntó el sofá para que me sentara con él pero me mantuve en silencio sin moverme de mi lugar.

Kenjaku: por favor cariño.. no puedes dejar que tu mente te engañe .. -acercándome a (TN)-

(TN): -haciendo una señal de advertencia para que no siguiera acercándose- Soy una estúpida ¿sabes? -sonriendo- me acuesto con ambos y pretendo que estén perdidamente enamorados de mí..

Kenjaku: Cariño. Yo te amo. -tocándose la frente con los dedos- Sólo que, ella fue...

(TN): Tu primer amor. Así como Mahito es mi primer amor ¿no es así?

Kenjaku: -apretando los dientes- Si querías hacerme enojar, lo estás consiguiendo.

(TN): -caminando por la habitación- No te entiendo. ¿Por qué te molesta?

Kenjaku: Ya te respondí esa pregunta.

Mirándolo mientras seguía dando vueltas por la habitación. Kenjaku aún se tomaba la frente con sus dedos..

Kenjaku: ¿puedes ..sentarte por un momento (TN)? Me duele la maldita cabeza .

(TN): Si quieres puedo dejarte solo. Te dejaremos solos, Mahito y yo.

Kenjaku: No..no quiero que te vayas . No he dicho que lo hagas. ¡Aggghg! Mi maldita cabeza va a estallar.

Kenjaku se dirigió a un pequeño cooler que estaba en la mesa de la cocina y sacó una botella de whisky. Buscó un vaso y mientras se servía el alcohol dijo:

No quiero más problemas (TN). No quiero que te vayas. Pero si es eso lo que tú quieres, no te detendré.

Una punzada en el pecho y mis ganas de llorar por Kenjaku hicieron que todas las inseguridades que tenía en ese momento salieran a flote. Sólo quería que me insistiera un poco más con el hecho de quedarme, ¿por qué decidió herirme?

(TN): bueno, entonces. No tengo nada más que hacer aquí.. -apretando mis labios y empuñando mis manos-

Miré hacia el suelo unos segundos esperando que Kenjaku detuviera mi actuar. Pero con el paso de los segundos no pasaba nada. Una mezcla de ira, rabia y celos me invadía. Caminé hacia él sin pesar en las consecuencias abalanzándome hacia la botella de whisky y botándola al suelo con toda la fuerza que tenía, luego seguí con el vaso que tenía en la mano para también lanzarlo al suelo. Mis puños estaban sobre su pecho golpeándolo mientras que mi voz desgarrada y mis lágrimas salían sin parar.

(TN): ¡POR QUÉ? ¡¿ACASO NO ME AMAS CON LA MISMA INTENSIDAD QUE ELLA?!

Kenjaku detuvo mis golpes hacia él zamarreándome  y gritándome:

¡YA BASTA! ¡DETENTE! ¡DEJA DE COMPORTARTE COMO UNA NIÑA!

Mahito entró a la habitación preocupado por el estruendo y los gritos:

¿Qué es lo que pasa aquí? -mirando los vidrios esparcidos por el suelo-

Kenjaku: Joder. Mi botella más cara ¡está en el maldito suelo! -gritándome -

Kenjaku: Mahito llévatela de aquí. No quiero verle la cara.

Mahito se acercó a mí para llevarme fuera. Tomó mis hombros con cariño diciendo:

Vámonos. Vamos a cambiarte estás sucia con alcohol.

(TN): -No haciéndole caso a Mahito- ¡ERES UN MALDITO MENTIROSO! ¡CREÍ QUE ME AMABAS PERO NO! ¡AMAS A UNA MALDITA MUERTA!

Kenjaku: -cambiando su semblante y su mirada era fría e intimidante- ¡NO TE ATREVAS A LLAMARLA DE ESA FORMA!

Kenjaku: ¡NO TE ATREVAS TAN SIQUIERA INTENTAR ENSUCIAR SU RECUERDO Y MEMORIA!

Kenjaku: Ella...era una santa. -bajó su mirada y sus ojos eran sombríos-

(TN): -cada palabra que salía de Kenjaku expresándose con tal amor y respeto hacia esa mujer hacía que mis palabras fueran un puñal aún más doloroso- ¡DESPUÉS DE MUERTO TODOS SON SANTOS ¿NO ES ASÍ? ¡PUES TE TENGO UNA SORPRESA, ERA UNA ZORRA IGUAL QUE YO!

Kenjaku caminó hacia nosotros agresivamente  con la mano izquierda empuñada. Mahito me protegió deteniendo lo que pensaba hacer.

Mahito: Kenjaku no te atrevas a levantarle la mano a (TN).

Kenjaku: Entonces dile a tu mujer que se calle de una maldita vez. No permitiré más insultos en mi casa.

Kenjaku: ¡Váyanse ya maldición!

Mahito: No te preocupes. No volveremos a tocar tu casa.

Nos retiramos del lugar dejando a Kenjaku en total silencio. Él caminó hasta llegar al sofá pero se derrumbó antes de tomar asiento. Cayó de rodillas en la alfombra tomándose el rostro con sus manos llorando desconsoladamente, sus gritos eran desgarradores.