Capítulo XXIX

195 11 1
                                    

El aire caliente que sentía sobre mi rostro provocaba que mi temperatura corporal estuviera por las nubes. Mis mejillas rosadas era una prueba de ello. Sukuna era un hombre imponente y en cierto modo intimidante, su mirada dominante recorría todo mi cuerpo. Su mano derecha se acercó a mi mentón, su dedo índice y pulgar tocaron mi piel y en un movimiento brusco hizo que mi mirada se dirigiera a sus ojos.

Sukuna: ¡Mírame! -dijo con voz dura-

(TN): S-sí..*dije insegura* es...sólo que...

Sukuna: *golpeó la pared con su mano izquierda* ¿¡Es sólo que qué?! ¿¡Acaso no puedes seguir órdenes?!

Sus labios se acercaron a los míos deteniéndose en el último segundo:

Parece que tendré que enseñarte a cómo tratarme..

Sus manos tomaron firmemente mis caderas girándome hacia la pared. Su pecho presionaba contra mi espalda y comencé a escuchar un pequeño ruido. Sukuna se estaba desabrochando el pantalón para darme un severo castigo.

(TN): ¿qué?! -dije nerviosa- S..e se lo juro que no se volverá a repetir...pe-pero por-favor... no..

Unas lágrimas caían espontáneamente por mi rostro mientras que la voz ronca de Sukuna se acercaba a mi oído.

Sukuna: Me tienes caliente desde que te vi en el bar..

Sus labios ahora bajaron por mi cuello rozando mi piel lento y caliente. Un dolor en mi piel hizo que esbozara un gemido ahogado, Sukuna estaba mordiendo mi cuello mientras que con su mano libre acariciaba mis nalgas. Poco a poco comencé a ceder a sus toques y querer mucho más de él.
Sukuna no dejaba de morder mi cuello mientras sus labios emitían pequeños gemidos, su mano libre bajó a su miembro para liberarlo de su boxer. Primero comenzó a frotarse en mí, quería que rogara por tener su duro miembro dentro de mi.

Sukuna: Podríamos... ahgh -tono caliente- podríamos divertirnos mucho juntos...

(TN): Yo...-gemido-

Sukuna: No me gusta esperar (TN)..-mordiéndome aún más fuerte el cuello- y no esperes un trato cariñoso de mi parte. Para mí esas tonterías románticas no van conmigo. Serías mi recipiente personal y ya.

Su miembro comenzaba a posicionarse para entrar en mi intimidad. Su tamaño era el doble de grande de lo que tenía pensado. Mi cuerpo no resistiría una bestia como esa. Cuando su pene estaba por entrar, un gemido fuerte alertó a Mahito y Kenjaku. Ambos llegaron a mi encuentro y vieron la escena.

Kenjaku: Suéltala

Mahito se acercó a mí para quitarme al imponente Sukuna de encima. Tomó mi muñeca firme pero sin hacerme daño y me llevó donde estaban ellos. Sukuna en cambio, apoyó su frente y mano empuñada en la pared dando un respiro molesto.

Kenjaku: ¿A qué viniste a mi casa? -dijo con las manos empuñadas-

Sukuna mientras se arreglaba el pantalón y guardando su miembro aún erecto y duro.

Sukuna: Bueno...no te he visto en el bar. Y quería visitarte. -dirigiendo su mirada hacia nosotros-

Kenjaku: Es extraño que lo hagas. Algo quieres de mí.

Sukuna: -dirigiendo su mirada hacia mí mientras su lengua mojaba sus labios- Así es, tú tienes algo que quiero.

Mahito aún no soltaba mi muñeca y luego de las palabras de Sukuna, apretó aún más mi piel.

Kenjaku: Pues, tú dirás .

Sukuna: Ya sabes, con Toji y Nanami queremos hacer algo más para conseguir ingresos extras. Y pensaba en que, tú nos podrías ayudar.

Kenjaku: ¿en que han pensado?

Sukuna: En el bar. Comprarlo es una opción.

Kenjaku: -suspiro- No me necesitan para eso.

Sukuna: Claro que no, pero. Por alguna razón creemos que sería una buena oportunidad para que no existan más roces entre nosotros y ellos...

¿Acaso dijo "ellos"? ¿Existían más personas o maldiciones que aún no conocía? -pensé-

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora