Capítulo XIV

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Nos quedamos dormidos toda la tarde luego de tener mucha actividad durante el día. Fui la primera en despertar ya que sentí un ruido debajo de la puerta. Mahito me abrazaba por detrás y verlo dormir me causaba mucha ternura.

Mahito: —somnoliento— ¿Qué hora es?

(TN): Son las 9 de la noche mi amo..

Mahito: Mierda. Debo salir.

(TN): ¿Regresará muy tarde mi amo? —recordando lo que me dijo Kenjaku—

Mahito: No lo sé. No quiero ir, quiero quedarme aquí contigo...—murmurando—

Noté que había un pequeño papel en el suelo ¿acaso ese fue el ruido que escuché anteriormente? . Me levanté a ver de qué se trataba y Mahito me agarró jalándome hacia él.

Mahito: Quedémonos acostados. Aún no saldré.

(TN): No es por eso mi amo sino que hay un papel con algo escrito en el suelo.

Mahito se levantó y caminó hacia él. En voz alta dijo:

Es choso, hará una pequeña reunión de despedida por su viaje en el bar de aquí abajo. —mirándome— Como vamos a ocupar esa habitación iremos. Sólo por un rato.

(TN): Bien. Comenzaré a arreglarme mi amo si no le molesta.

Mahito: Haz lo que quieras —dijo indiferente— Cuando estés lista me despiertas.

Entre la muda de ropa encontré un vestido con brillos muy hermoso. No pude evitar sorprenderme con tal regalo.

(TN): ¡Mi amo este vestido es sorprendente!

Mahito: Lo encontré en el escaparate de una tienda. Creo que es de tu talla.

(TN): ¿Acaso lo robó mi amo?

Mahito: ¡Eso no importa! —gruñendo y dándome la espalda—

Ese vestido hacía resaltar mis muslos gruesos y mi piel blanca hacía juego con el brillo dorado.

(TN): Mi amo ya estoy lista.

Mahito lentamente abrió sus ojos para observar con gran asombro a su mujer.

Mahito: Te ves...preciosa...

Una erección se asomaba en el pantalón de Mahito. Me atrajo hacia él subiéndome sobre ella y colocando sus manos en mi trasero.

Mahito: He cambiado de opinión. Nos quedaremos toda la noche aquí.

Sonreí al ver que a mi amo le había encantado como me veía vestida. Ya se hacía tarde y Mahito no paraba de besarme y acariciar mis piernas al cambiar de posición y ser el ahora que estaba acostado a mi lado.

Mahito: Vamos de una maldita vez. Pero regresaremos temprano. Ya lo sabes.

No parábamos de besarnos durante el camino hasta llegar al bar. Al entrar, vimos que el lugar estaba repleto de gente. Todos estaban tomando algo y conversando entre ellos. A un lado habían unas personas jugando lo que parecía era una mesa de billar. Entre ellos estaba Kenjaku que no le despegaba la mirada a una bola de color negro. Mahito se acercó a un chico de cabello recogido y marcas en su rostro, muy pálido y ojeroso por lo demás. Luego Mahito me tomó por mis caderas diciéndome al oído.

Mahito: Todos te están observando. ¡Me siento muy celoso ahora mismo!

Nos sentamos en la barra del bar y Mahito pidió dos bebidas para nosotros. Me hizo una seña para que me sentara en sus piernas y sus manos inquietas comenzaron a manosear mi entrepierna.

(TN):  mi amo podrían vernos. Me siento muy avergonzada.

Mahito: ¿Y qué? Eres de mi propiedad, que lo vea todo el mundo. Marcaré terreno dónde sea.

Kenjaku mientras jugaba billar tomaba alcohol directamente de una botella de cristal. Se veía muy cabreado y a pesar que tenía mujeres alrededor eso no lo hacía más feliz. Choso se acercó a él y le dijo algo que hizo que Kenjaku cambiara de actitud. Ahora se veía más tranquilo. Al parecer, otra botella de alcohol aparecía en la mesa. Mahito por su parte estaba hablando con otro chico mientras no despegaba sus manos en mi cuerpo. Tomé otro sorbo de mi bebida mientras observaba a Kenjaku. Él, por su parte ganándole a su compañero de juego notó mi presencia entre la multitud. Quedó congelado al ver que me encontraba en la fiesta y más aún vestida de esa manera.

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora