Capítulo XXXIII

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Escuchamos sus gritos y llanto apenas cerramos la puerta. Me dolió el corazón y no pude evitar sentirme mal por él.

(TN): Maldición. No podemos dejarlo solo...

Mahito: Él estará bien. Todos los hombres pasamos por algo así ..

(TN): ¿Ya lo haz experimentado?

Mahito: Si me quitaran tu amor o tu mera presencia, estaría igual o peor que él.

Sus ojos brillaron al verme. Sacudió su cabeza diciendo:

¿Te acuerdas que Choso saldría de la ciudad y me dejaría el departamento a cargo? Pues bien, ahí viviremos por un tiempo. Buscaré la manera de arreglar mi basurero para que puedas vivir bien.

(TN): Mahito...nunca pensé escucharte hablar así

Mahito: Ni te imaginas de lo que sería capaz por ti (TN)..

Entramos al departamento aún pensando en que deberíamos estar tranquilizando a Kenjaku. En ese estado podría cometer una locura.

Mahito: -mirándome de frente- Ey..¿Qué pasa?

(TN): Es solo que..

Mahito: Kenjaku estará bien. -Apoyando mi cabeza en su pecho- Ya lo escuchaste, no nos quiere cerca.

(TN): Pero...

Mahito: (TN) tienes que entender de que no todo se puede arreglar. Kenjaku ya estaba roto mucho antes de que lo conocieras.

Mahito: Ven. Vamos a comer algo. -tomándome la mano llevándome a la mesa-

Mahito sacó una comida preparada y la metió en el microondas. Abrió el refrigerador y tomó una cerveza de envase color verde. Estaba sumergida en mis pensamientos cuando el sonido del microondas me regresó a la realidad, Mahito me acercó el plato de comida y se sentó junto a mí mientras tomaba su cerveza.

Parte de la tarde y noche, estuvimos haciéndolo en la cama sin parar. Necesitaba borrar los gritos de mi mente de alguna manera, pero, definitivamente no podía. Desperté a media noche con Mahito rodeando con su brazo mi cintura mientras dormía profundamente. Por lo menos debía asegurarme que Kenjaku seguía respirando.

Me deslicé por las sábanas muy sigilosamente para no despertar a Mahito. Me coloqué una polera de color blanco y unos short de mezclilla cortos. Unas zapatillas y salí de ahí en puntillas, aún seguía enojada por la discusión que tuve con Kenjaku pero eso no me quitaba saber sobre su estado emocional. Salí del departamento y me acerqué a la puerta de Kenjaku.
Levanté mi puño y al tocar la puerta, ésta se abrió de inmediato. ¿Acaso había dejado sin seguro? ¿O tal vez no estaba en casa?.

(TN): ¿Kenjaku? ¿Estás en casa? -dije entrando lentamente-

No obtuve respuesta así que comencé a preocuparme. Cerré la puerta detrás de mí y me dirigí con paso firme hacia la habitación principal.

Busqué en el baño, nada.

Busqué en la cocina, nada.

Busqué en el living, nada.

Sólo me quedaba en el dormitorio. Para mi sorpresa no estaba. Me quedé mirando la cama por un momento pensando en lo peor. ¿Habrá salido en su estado a la calle? ¿Tuvo una rencilla y lo mataron? ¿Se subió a un auto y tuvo un accidente? No..no podría ser posible.

Una voz grave dijo detrás de mi:

¿Qué haces aquí?

Asustada y pálida me giré hacia la voz. Kenjaku estaba mirándome sin expresión e insistiendo con su pregunta:

¿Acaso no fui bastante claro en lo que te dije? No quiero verte.

Apretó mi antebrazo zamarreándome, pero antes de que me rechazara por segunda vez, dije:

Vine a ver si aún respirabas. Y ahora que lo compruebo, me iré.

Baje la mirada caminando hacia la salida cuando, Kenjaku explotó en llanto arrodillándose frente a mi. Se aferró a mis piernas y sus uñas se enterraban en mi piel.

(TN): Kenjaku...-dije sorprendida-

Kenjaku: Perdóname...

Kenjaku: Por favor...perdóname. No sería capaz de perder a alguien más en mi vida...

Me arrodillé con él y acariciando su rostro le dije:

No tengo nada que perdonarte. No debí insultar a esa mujer, no creí que era tan importante para ti y..

Kenjaku: -interrumpiéndome- (TN) yo...en verdad qu-

(TN): Tranquilo. No se volverá a repetir. Te lo prometo. -sonriéndole mientras limpiaba sus lágrimas -

(TN): Me alegra saber que estás bien. Me iré a dormir más tranquila. Buenas noches.

Quise levantarme del suelo pero Kenjaku no dejó que me fuera. Tomo mi brazo y me acerco hacia él decidido a darme unas disculpas por su comportamiento. Sus manos estaban en mis mejillas y sus labios tocaban los míos con ternura.

Kenjaku: Fui un imbécil, déjame enmendar mi error. Jamás te traté mal en el tiempo que Mahito desapareció y no comenzaré ahora...

(TN): -mirándolo mientras detenía el beso- Está bien. Ambos nos dijimos cosas muy feas ¿no es así? -sonriendo-

Kenjaku me acercó a su pecho y sus brazos rodeaban mi cabeza acariciando mi cabello. Me alegraba que estuviera bien y me tranquilizaba saber que aún estaba en su corazón.

Kenjaku: Te contaré todo. No quiero que hayan secretos entre nosotros.

(TN): Te lo agradezco Kenjaku pero, no creo que pueda controlar mis celos si escucho de otra mujer. Prefiero omitir esa parte.

Me solté de sus brazos y lo mire fijamente a los ojos. Kenjaku me miraba confundido y con una expresión suave.

(TN): Sólo quiero que estemos bien..

Kenjaku: Estamos bien. Muy bien -dijo auto convencido-

(TN): Me alegra escuchar eso -sonriendo-

Kenjaku: Duerme conmigo (TN) -dijo impulsivamente-
no quiero estar solo nunca más.

(TN): Pero...yo..-mirando a la salida- Mahito se preocupará si despierta y no me ve.

Kenjaku: Entonces iré contigo al departamento. Duermo del otro extremo de la cama o en el suelo si así lo quieres, pero necesito estar cerca de ti.

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora