Capítulo XIII

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Me encerré lo más rápido que pude en la habitación. Me acosté en el colchón y sin darme cuenta comencé a sentir una pesadez en mis párpados hasta quedarme dormida. Unos besos en mis pechos hicieron que despertara de golpe muy asustada.

(TN): ¡Mi amo! —dije asustada—

Mahito: Tu amo llegó —esbozando una sonrisa tierna—

Lo abracé efusivamente con un sollozo silencioso para que no se diera cuenta. Me arrepentiré toda mi vida de haber estado con Kenjaku. Y por aceptar ser su amante. Pero si le digo la verdad a Mahito es seguro que me mataría.

Mahito: Tengo unas ganas enormes de verte desnuda saltando sobre mi —respirando profundo en mi cuello—

(TN): Mi amo yo lo que sea haré sólo para verlo feliz.

Mahito: Por esto es que me vuelves loco (TN)

Detrás de él se encontraba una bandeja con comida y una muda de ropa. Realmente ese hombre de aspecto frío y sadico era en el fondo extremadamente adorable.

(TN): Trajo lo que prometió mi amo. —esbozando una gran sonrisa—

Mahito: Sí. Come algo antes que te desmayes

Me entregó la bandeja y mostrándome la ropa se recostó a mi lado observándome fijamente. Al terminar la merienda Mahito se abalanzó sobre mí abriéndome las piernas. Sus manos estaban presionando mi delgado cuello mientras que su miembro no se hacía esperar.  Comenzó a follarme brusco sin dejar que pudiera respirar bien. Mis gemidos ahogados le encantaban a Mahito provocando que él gritara y sonriera en el sexo.

Mahito: ¡Ahhhg que puto placer! ¡Te ves tan caliente cuando te provoco daño! ¡Córrete para mi! ¡Grítame lo mucho que me amas!

(TN): ¡Mi amo yo lo amo! ¡Lo amaré por siempre! ¡Me encanta su miembro dentro de mi!

Mahito: —gemidos— Eres una belleza

Kenjaku se encontraba del otro lado de la puerta escuchando todo lo que decíamos. Apretando los dientes y empuñando sus manos pensó:

Malnacido Mahito no sabes cuanto te detesto. (TN) será solamente mía, estará a mi merced. Ya deseo volver a tenerla en mis brazos para follar esa linda boca.

Mahito: ¡Mi miembro está muy duro! —gemidos— aún no quiero correrme.

Cambio de posición y sin preguntar comenzó a follar mi boca. Por momentos me ahogaba pero con el paso de los minutos mi costumbre era evidente.

Mahito: Así hazlo así. Cuidado con los dientes. ¡Joder qué placer!

*Mientras tanto Kenjaku se alejaba de ahí con muchos celos y cólera en su corazón*

Kenjaku: ¡Qué mierda ! ¿Por qué no me ama como lo hace con él?!

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora