Capitulo XXXVII

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Kenjaku entró a la habitación apoyándose en la pared y cruzándose de brazos.

Kenjaku: ¿Y para mí no hay nada? -sonriéndome-

Mahito: ¡Ahora no joder!

Kenjaku: No te hablo a ti. -dijo en tono seco-

Kenjaku: Ven preciosa -estirando sus brazos en dirección a mi-

Lo mire por unos segundos y sin dudarlo me solté de Mahito para ir a sus brazos. Mahito bajó la mirada, empuñó sus manos y comenzó a llorar.

Mahito: ¿¡Qué es esto que cae por mis mejillas?! -tomándose el rostro con sus manos-

Mahito: ¡¿No puedo detenerme!?

Preocupada, quise regresar al lado de Mahito pero Kenjaku evitó cualquier movimiento rodeando sus brazos en un cálido abrazo. Apoyó su mentón en mi hombro y dijo:

Estás llorando.

Mahito: ¿¡Eso ya lo sé?! ¿¡Pero por qué no me detengo?!

Kenjaku: Es un llanto que proviene del alma..por eso no te detienes.

(TN): Mahito ...yo...no quiero que sufras por mí -mis ojos comenzaron a nublarse por las lágrimas que brotaban de ahí-

Kenjaku: Oh vamos. Mi princesa no quiero verte así. -besando cada una de las lágrimas que caían por mis mejillas-

Mahito: ya basta...¡DÉJALA! ¡NO LA TOQUES MÁS!

Mahito caminó agresivamente hacia nosotros, Kenjaku trató de protegerme pero yo me interpuse entre ellos. Mis delgados brazos estaban separando a ambos gritando:

¡YA ES SUFICIENTE! -voz quebrada- No puedo seguir viéndolos de esta manera. ¡Es muy desgastante para mí! ¡DETÉNGANSE YA!

Esa noche sólo se pudo tranquilizar con sexo. Kenjaku y Mahito a la vez, ésta vez fueron mucho más bruscos y salvajes que en otras ocasiones. Mi cuerpo quedó marcado con mordidas y chupones en mi piel. Ambos estaban durmiendo en la cama, uno a cada lado mientras que yo, sin poder dormir miraba el techo.

(TN): Mierda...-pensé- Ésta situación acabará conmigo. Me levanté en silencio, tomé una ducha rápida, me vestí con algo ligero ya que esa noche en particular estaba cálida. Decidí salir del departamento a tomar un poco de aire.

Tomé el ascensor luego de meses que estuvo fuera de servicio. Marqué el piso 1 pero alguien había marcado el piso 8 antes. El ascensor comenzó a subir lentamente. ¿Quién estaría despierto a las 3 am un día laboral?. La puerta se abrió y dentro de la oscuridad del pasillo entraron 3 chicos con algunas mujeres de la cintura y botellas en mano. Se reían y gritaban mientras entraban al ascensor . Levanté mi mirada pudiendo notar que esos chicos eran: Toji, Sukuna y Nanami. Los hombres del bar estaban justo en ese momento. Uno de ellos notó mi presencia he hizo un comentario a los demás.

Toji: ¿Iremos al after de Rubi no es así? -dijo mientras tomaba un sorbo de alcohol-

Nanami: Sí. ¿Sabes cómo llegar Sukuna?

Sukuna: -silencio-

Toji: ¿Crees que haya un puesto disponible para alguien más?

Nanami: Crei que habías superado a tu ex Toji

Toji: No jodas.

Todos al unísono se rieron excepto Sukuna. Estaba abrazando por el hombro a la chica rubia mientras su mirada oscura no se despegaba de las puertas metálicas del ascensor. De hecho su reflejo me observaba mientras yo estaba tocando mis dedos intimidada por él.

Toji: Podríamos...no lo sé. Invitar a una chica más.

Toji me miró de reojo mientras le daba un beso a la chica que iba con él. Nanami se sonreía y susurraba cosas al oído de su acompañante, y Sukuna no hacía ningún movimiento.

Toji: ¿Qué dicen? -soltando a la chica por un momento-

Nanami: ¿Tienes a alguien en mente?

Toji: -mirándome- Sí.

Sukuna: No sé por qué te interesa.

Toji: Para ser sincero, me tiene muy caliente desde que la conocí.

Sukuna: Bah, -encendiendo un cigarrillo- haz lo que quieras.

90 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora