23

127 23 9
                                    

Mayte Pov

Me despierto sin golpes en la puerta, creo que no he dormido nada. Ilse está desnuda en la cama y yo también. Recuerdo lo de anoche y sólo pienso en que ella está embarazada. De pronto siento pasos en el pasillo y estoy segura que es ella. Golpean mi puerta muy suave y entiendo que no es. Me levantó, me pongo una camiseta larga y cubro el cuerpo de Ilse.

Abro la puerta y es ella. Pasa como siempre.

- Permiso y disculpe pero tenemos que ir a ver el problema que tenemos - me dice muy seria sin mirar la cama en ningun momento.

- Está bien, no me he duchado aún pero vamos. Déjame ponerme el pantalón y vamos.

- Hola Fernanda - saluda Ilse con la voz ronca de mañana.

- Hola - responde.

- Felicitaciones por tu embarazo - le dice.

- Gracias - responde y la mira. En seguida me mira pero su cara no gesticula ninguna emoción.

- Amor, ¿No vas a tomar desayuno? - me pregunta.

- No, no alcanzó, pero me como un pan en el caminó - le respondo.

- Yo voy a dormir un ratito más amor, necesito reponerme - me habla y se acomoda para taparse.

- Dale amor - respondo - te aviso cuando termine.

Término de vestirme y ponerme las botas. Me acerco a la cama y le doy un beso en la boca antes de salir. Fernanda sigue parada en el borde de la cama.

Nos vamos a la cocina y es realmente incómodo pensar en todas las cosas que vivimos en esta cocina, las veces que casi nos sorprendieron, los desayunos, nuestras miradas, cuando me escondía para que pensara que no me había despertado y la abrazaba por la espalda para comerla a besos y ella se rendía en mis brazos. Como extraño sentirla cerca, pienso.

Me preparo un café y ella uno conmigo, nos sentamos frente a frente y las palabras no salen. El silencio es tan cruel que duele tanta lejanía. Parecemos dos extrañas que recién se han conocido .

- ¿Qué quieres que sea? ¿Niña o niño? - le preguntó.

- No sé, no me importa mucho - me responde rígida.

- ¿Y ya tienen nombres? - sigo indagando para no sentir el silencio y escuchar su voz. También tengo el pretexto de mirarla.

- No -es toda la respuesta - Mire, le voy a decir una cosa yo no estoy aquí por gusto, esto no es parte de mi trabajo. Tampoco quiero que me hable como si me conociera nsotras no somos amigas ni tenemos confianza. Sólo quiero que me hable de trabajo y nada mas.

- Entiendo, tampoco es que quiera hablarte tanto - le respondo.

- Mejor todavía - se termina el café, se levanta y me espera en la entrada apoyada en la puerta de espaldas a mí. Me fastidia como el primer día, ¡Cómo puede ser tan hermosa!

Me termino el café, y salgo con ella. Esta vez no ando a tropezones con el campo. No soy una forastera pero aún me cuestan algunas cosas.

Caminamos por el mismo camino donde tantas veces nos juntamos para besarnos de noche, donde sus manos se morían por buscar mi piel. Era inmediato con Fernanda ella me veía y sus manos se metían debajo de mi ropa para sentir mi calor. Pienso en lo que me prometí anoche y en cómo le hice el amor a Ilse. La amo a ella, no a Fernanda. Nunca más amaré a Fernanda, ella me superó y yo a ella. Entonces, ¿por qué siento esta tensión que podría derribar una ciudad?

Pasamos un par de horas en el problema que nos mantiene juntas, no hablamos nada, sólo lo que respecta a nuestro trabajo.

- Voy a llamar a Hector pa' que nos ayude con esto que está pesado porque yo no puedo hacer fuerza - saca su teléfono y lo llama. Me doy cuenta que aún lo tiene.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora