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Mayte Pov

Llego a la casona y veo a Emi sentada con María en la entrada, están tomando café y riendo. Me da pena, no lo puedo negar.

- Hola María, ¿cómo estás? - la saludo y le doy la mano con mucho cariño.

- Emi, tengo que hablar contigo - le digo y su mirada cambia y me sigue.

Entro en la habitación y se lanza a besarme pero no puedo, tengo a Fernanda impregnada en mi boca aún. Me hago la distraída y muevo la cara para que no me bese pero evitando que pueda sentirse mal.

- Necesitó que hablemos - la tomo de las manos y la llevo al borde de la cama para sentarnos - no es fácil lo que tengo que decir y será duro pero es necesario.

- ¿Qué pasa? - me mira confundida, realmente no ha pasado por su cabeza el hecho de que yo estoy diferente.

- Emi, cuando llegué al campo, hace más de dos años ya, mi vida era simple, con algunos sueños, nada que me despertara la vida. Siempre fui una mujer apagada, casi inerte, por mucho tiempo busqué inspiración en viajes, amores, en la vida misma pero nunca hallé nada hasta ese día. Ese día conocí a una mujer, una mujer que me saludó brusca y hostil. Pero ella - respiro - ella me hizo sentir viva.

- ¿Es la del cuaderno? - me interrumpe.

- Si, es la del cuaderno.

- ¿Es Fernanda? - pregunta tranquila pero con tristeza. Me detengo un momento para tomar coraje.

- Si, es ella.

Guarda silencio pero su mirada cambia y no sé descifrar lo que pasa por su cabeza.

- No te voy a preguntar por que no me dijiste porque es evidente, no es fácil decir algo así. Me duele Mayte, me duele porque me da vergüenza, porque me siento tonta pero también creo que ella y tú han sufrido y no por culpa de ustedes precisamente. Mira - acomoda su pelo, limpia una lágrima de su mejilla sin pudor, y  respira continúa - estoy intentando ser lo más consecuente a lo que yo creo que es correcto. No saco
nada con decirte que te quedes, que intentemos porque tú la amas a ella y yo quiero a alguien que me ame a mí- vuelve a respirar - No me puedo ir ahora, me tengo que ir mañana pero no quiero ni puedo dormir contigo.

- No quiero que te vayas ahora - no sé que decir porque ella lo dijo todo y tan bien que todo lo que diga será excusas para no sentirme una mierda y para quedar tranquila conmigo. Algo que, evidemente no voy a lograr por más explicaciones que le dé - Te quiero Emi, y no voy a decir que no te quise hacer daño porque lo hice igual y eso es lo que importa, no la intención si no el resultado - Tomo sus manos con mucho cariño - de verdad te quiero y mucho. Esta actitud que estás teniendo es lo mas decente que he visto en mi vida y sé que contigo no me equivoqué. El problema es que no puedo...

- No puedes dejar de amarla - termina la frase.

- No puedo y lo intenté, en serio.

- Lo sé, de verdad que te creo Mayte. Pero hay amores que mutan con nuestro adn - ríe - tienen la capacidad de incrustarse en nuestro cuerpo. Creo que no puedes escapar de ella y ella no puede escapar de tí.

La abrazo y salgo de la habitación para dejarla sola y para irme a la oficina a contar las horas en que Fernanda me diga que puedo llegar a su casa.

Las horas pasan y Fernanda no me dice nada, no puedo trabajar. Pienso que quizás Nicole la convenció o le dijo algo. Son las 16:43 y no tengo ni una llamada, nada. Salgo al campo a dar una vuelta pero no hacia su paño de tierra, me quedo rondando la casona. Veo a Emi sentada con María una vez más. Tiene cara de angustiada y yo soy tan egoísta porque ya no pensé más en ella. Entró de nuevo para que no tenga que verme esperar a Fernanda.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora