31

120 20 5
                                    

Mayte Pov

No lo pienso dos veces, tomó la chaqueta del respaldo de la silla y salgo detrás de ella. Ella camina delante de mí por el pasillo de la casona. Es oscuro y muchas veces nos besamos en estas paredes. ¿Cuántas veces no lloré pensando que la había perdido? Pienso que es un túnel sin salida. Casi un año de conocernos y no hemos podido vivir este amor, no hemos tenido ni un solo momento de paz. No puedo visualizar algo bueno en nuestro futuro. Es verdad lo que me dice Ale, que ahora no puedo correr pero si la vuelvo a conquistar pasará lo mismo y quizás esta sea una advertencia.

Por fin llegamos al pórtico. Tiemblo tanto que necesito esconder mis manos. No quiero preguntarle a lo que vino, no quiero presionar nada. Lo único que quisiera es que ella recordara y sé que no lo hará, no ahora al menos.

Sabe, no se porque vine - es lo primero que dice - quería verla, no sé porque pero creo que usted me puede dar las respuestas que necesito y mi cabezota dura me dice una y otra vez que no es así pero aquí me tiene, bien perdida - no me mira, solo habla al campo.

- Quizás es mejor no recordar Fernanda - le digo.

- ¡Es que no entiendo nada sabe!

- ¿Qué no entiendes?

- Que esa sea la mujer de la que está enamorada - me mira directo a los ojos y baja la mirada - no tengo nada que meterme oiga pero no me saco de la cabeza eso.

- Es que no es ella - le respondo.

- ¡Pero está durmiendo con usted!

- Pero sólo es mi amiga, no tenemos nada romántico - no sé porque estoy dando explicaciones cuando ella no puede recordar.

- Creo que me voy a volver loca ¿sabe? - se toma la cabeza con sus manos y da un salto para quedar frente a mí. Tengo tantas ganas de decirle que la amo, no me puedo contener más y se me caen las lágrimas. Ella me mira, se acerca, levanta su mano y seca mis lágrimas. La miro y sus ojos están tan perdidos. Es extraño pero en el fondo de su mirada si está mi Fernanda. No miramos por unos segundos

- ¿Qué pasa? - me pregunta - ¿Por qué llora?

- Extraño a mi mujer - le digo con su mano en mi cara, secando mis lágrimas.

- Llámela ¿Le paso mi teléfono? - me responde.

- No es tan simple Fer - le digo aún entre lágrimas.

- ¿Quiere un abrazo? - me pregunta y lo dudo por un segundo pero no quiero perderme un abrazo de ella.

- Si quiero - le digo y se acerca lentamente a mí. Alza sus brazos y me rodea con ellos. Me contengo de abrazarla con fuerza, con la confianza y amor que tenemos. Se queda ahí un momento, su respiración se agita. ¡Hay tanta melancolía en este abrazo!

Se aparta suavemente y me sonríe.

- ¿Sabe? Yo no sé nadita de amor, pero mi mamita si sabe mucho, y siempre dice que todo pasa oiga y que cuando el amor no se da hay que dejarlo ir. Yo creo que debe tener razón -  me lo dice tan serena que tengo la certeza de que no recuerda absolutamente nada.

- Ya me tengo que ir señorita.

- Gracias Fernanda, que duermas bien y no pienses tanto.

- Buenas noches patroncita - me aprieta la mano con una fuerza pero con ternura a la vez y se aleja. Se aleja como tantas veces pero esta vez, la esperanza se va con ella. Me quedo sentada, no puedo contener el llanto mientras la veo caminar. Los pensamientos hacen una guerra en mi cabeza. ¿Debería quedarme? ¿Debería conquistarla nuevamente? ¿Y si pasamos por lo mismo? Pero, ¿Qué pasa si ella recuerda y no estoy aquí? No tengo respuesta para nada, estoy perdida. Nunca antes me había sentido tan perdida como ahora, nunca me había pasado esto de no saber qué hacer. Pero ella lo dijo si el amor no se da hay que dejarlo, y más con lo de que olvidaría a esa persona que hacia cosas malas.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora