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Mayte Pov

- Fernanda ¿Qué haces acá? - Preguntó.

La veo caminar hacia mi lenta y decidida, no sé cuál es su intención pero no es un impulso. No tengo fuerzas para frenarla, igual que siempre que estoy frente a ella, por lo que me quedo estática esperando lo que su cabeza tiene pensado hacer de mí.

- Estas borracha - le digo con una sonrisa nerviosa. Me habla con su mirada, hace mucho no necesitamos palabras cuando nos desborda lo que sentimos.

- No hable quiere, no hable que siempre lo echamos todo a perder con las palabras - me dice cuando llega a mí. Sigo sentada y siento su cuerpo a mi lado - levántese por favor - me dice.

Me levanto, y mi interior ríe al saber que no tengo voluntad. No quiero tenerla, podría correr y esconderme pero no quiero.

Pasa sus manos por mis brazos y llega a mi cuello, toma mi cara con sus dos manos y me golpea suavemente con un beso. Cierro los ojos y respondo.
Es un sueño, igual al primer beso, la primera vez que su lengua hizo contacto con la mía. Me pregunto ¿Siempre será como aquel primer beso con ella?

Entonces apago mi cabeza, le doy off a los pensamientos que no puedo responder y mis manos se posan en su cintura. Nos fundimos en un abrazo sin
separar nuestras lenguas que no dejan espacio de nuestra boca sin ser descubierto.

Siento como sus manos bajan a mi pantalón y lo desabrochan. Sé que estamos solas y que en este momento nadie va a interrumpirnos y si no paro ahora, no lo haremos. El problema es que no quiero parar, ya le dije a mi cabeza que tiene que hacerlo pero vuelve a interrumpir, como siempre. Gime con cada contacto que hacen nuestras lenguas, desliza su mano por dentro de mis jeans, debajo de mi ropa interior y me toca. Me apoyo en el borde de la mesa y me sostengo porque sé lo que viene, sé que el placer que me provoca hará que mi cuerpo se desvanezca en ella.

Lo toca suave y se agita en mi boca. Abro los botones de mi camisa y me deshago de la ropa que nos separa. Entonces su boca baja besando toda la piel descubierta hasta llegar a mi pezón. Lo muerde tan suave que mi cuerpo se contrae desde adentro, desde mi ingle hasta mis mejillas. Me desespera y vuelvo a aferrarme a la mesa.

- No soporto más sin tocarla señorita - me dice cuando vuelve a mi boca.

Subo una pierna a la silla donde hace un momento me estaba lamentando, y le doy espacio para entrar en mí. Lo hace, y lo hace tan bien que siento que voy a morir en sus manos.

- Fernanda, quiero una cama - le digo porque de verdad quiero estar desnuda con ella.

- Vamos la habitación de invitados me dice. No respondo, solo me acomodo el pantalón y me guía.

Llegamos a la habitación, abre la puerta con cuidado, me deja pasar y cierra con su cuerpo para que no haga ruido ya que es una puerta de madera que tiene un sonido muy estrepitoso al cerrarla. Cuando logra cerrarla, la atrapo entre la puerta y mi cuerpo para besar su cuello y bajar por su espalda. Se queda inmóvil, me permite todo lo que quiero hacer. Saco su camisa sin dejar que se de vuelta y veo su espalda desnuda. Me quito la camisa y el sostén y la abrazo para sentir su piel en la mía, ella gime al sentir mis pechos en su espalda y gira su cabeza buscando mi boca. La beso y llevo mis manos a sus pechos, los toco una y otra vez, sin saciarme jamás de esto, de su cuerpo, de su piel en mis manos. Bajo una de mis manos y la meto debajo de su pantalón, ella lo desabrocha desesperada sin dejar de besarme y gemir en mi boca. La toco, y no tengo forma de describir lo que siento por dentro cuando mis dedos sienten la humedad de su cuerpo. Me vuelvo loca de placer, de amor. Es una locura que no se compara a nada más que haya vivido. Apoya sus dos manos en la puerta y le bajo los pantalones para llevarla a la cama.

Se ríe tan bello, con sus labios tan rojos que siento la necesidad de comerlos. Subo encima de ella mientras se acomoda en la cama. Subo con mi lengua por sus piernas, se contrae, se aferra a las sábanas buscando salvación a este placer que duele, este amor escondido que nos mata por dentro. Llego a su centro y dejo caer mis besos en su vagina completamente mojada por la excitación. Creo que ella piensa que le doy placer pero es al revés, su cuerpo me alimenta, me llena por completo. La beso, entre mi lengua y su clítoris hay un festín de sabores que se agitan dentro de mí. Mete sus dedos por entre mi cabello y me apega a su vagina con una fuerza tan sutil, tan cuidada.

No la dejo llegar al orgasmo, subo por su cuerpo y dejo que mis dedos reemplacen a mi lengua para besarla con todo su sabor en mi boca. Nuestros cuerpos desnudos no tienen fronteras. Ya no somos ella y yo, somos solo una persona, no hay límites, no hay nada que no podamos amar. En un giro asombroso me deja boca abajo en la cama y ella se sienta sobre mí. Besa toda mi espalda, me rindo a todo lo que quiera de mi cuerpo porque es su cuerpo. Sus besos llegan a mis caderas, con sus dedos toca mi clítoris de nuevo y me penetra exquisito. Lo hace suave, no sé como lo hace, nunca fue fácil para mí. Pero ella encuentra la forma de estar adentro, y vuelvo a pensar que mi cuerpo está hecho para ella, a su medida. Descubre toda mi espalda con su lengua y sus besos sin dejar de introducir sus dedos cada vez más rápido, y ya no puedo pensar, solo sentir. Un orgasmo se queda silenciado entre las sábanas debajo de mí y los temblores de mi cuerpo, pero no es un orgasmo conocido, es algo nuevo. Algo que me deja con ganas de más. Me llena de energía y arremeto contra ella, la dejo de espaldas en la cama y me subo a su cuerpo para sentirnos. Busco el encaje perfecto de su vagina con la mía y me muevo sobre ella, me hago hacia adelante y mis pechos quedan en su boca, su boca loca que me come mientras sus manos desgarran mis caderas. La espero, tengo otro orgasmo, la beso y sigue gimiendo. Un grito se escapa de su boca y la cubro con mi mano. No dejo de moverme hasta que llega al orgasmo y su cuerpo queda tembloroso bajo el mío. Descanso sobre su piel, sin dejar de pasar mi mano por todo su cuerpo, no puedo parar de besarla, sonrío como una idiota. 

- Te amo Fernanda - le digo exhausta.

- Y yo la amo a usted - me dice con la risa de siempre, cada vez que hacemos el amor tiene esa misma sonrisa, esa de no poder creer el habernos encontrado.

- Me gustaría estar embarazada de usted oiga - me dice pero sin la sonrisa.

- Hazlo, yo puedo ser la otra mamá de ese bebé Fernanda. Yo lo puedo amar como si fuera mi bebé porque es tuyo, porque está adentro de este cuerpo que amo - le digo tocando su panza.

- Pero es del Hector- habla y me deja prisionera entre sus brazos.

- Yo te amo Fernanda y amo todo lo que viene de ti. Busquemos un nombre - le digo para subir el ánimo de mi amada.

- Me gusta eso - la sonrisa vuelve - oiga, yo pienso que si usted fuera hombre ya estaría embarazada desde hace rato. Es que me hace todo tan bien.

Río fuerte.

- Quédate conmigo esta noche. Pongamos una silla en la puerta y tengamos esta noche para nosotras, por favor - le propongo.

- Bueno oiga pero yo no quiero dormir, yo quiero amarla todita la noche - se levanta desnuda a cerrar la puerta y me quedo mirando su cuerpo hermoso correr rapido desde la puerta a la cama. Su pelo desordenado sobre su cara perfecta y sé que es todo lo que necesito para que la noche sea la vida que quiero.

- Ponte el sombrero por favor - le digo rogando.

- ¿Pa' que?

- Por favor, te ves tan sexy con ese sombrero y desnuda. Quiero tener esa imagen en mi cabeza - le vuelvo a rogar.

- Bueno - responde sonriendo porque sé que le encanta lo que le pedí.

Lo hace, se pone el sombrero, camina y se monta sobre mí. Me hace el amor de nuevo.

Llega la mañana sin que hayamos podido dormir nada. Nos hemos amado, hemos reido y hemos buscado nombres.

- Entonces Francisco si es niño y Paloma si es mujer - le digo.

- Si yo quiero que sea niñita - me dice.

- Yo también y que sea igualita a ti ¿Vamos a desayunar? - le digo.

- Ya pero tenemos que ducharnos antes oiga, ¿Vamos juntitas?

- ¿Tu sabes lo que va a pasar si vamos las dos? - le preguntó.

La puerta suena como si alguien quisiera abrirla. Nos miramos asustadas entonces me levanto, me pongo la camisa y abro solo un poco. 

Es Ilse.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora