38

120 19 3
                                    

Mayte Pov

Despierto con el sol brillante y tengo que levantarme pero no puedo, no tengo ánimo de hacerlo. Emi no esta a mi lado, la busco con la mirada pero no la veo. Me doy vueltas en la cama, busco mi teléfono y la llamo pero no responde, imagino que debe estar en la cocina buscando algo para comer o dando vueltas por ahí conversando con todo el mundo. Cierro los ojos un momento más y me envuelvo en las sabanas, el roce de mi cuerpo casi desnudo me hace sentir deseo, pero un deseo que duele y me lleva a la tristeza. Me prometo no pensar más en ella, solo seguir e intentar que mi vida pueda ser lo más tranquila posible, casi buscando una felicidad en la resignación. Siento la puerta abrir pero no abro los ojos, me dejo engañar por los recuerdos. 

- Amor, despierta dormilona - me habla Emilia.

Me contraigo en la cama, aun con los ojos cerrados la busco con mis manos.

- Quiero sentirte- le digo.

Ella se tumba sobre mi, toco su cuerpo y voy sacando su ropa, siento sus labios con sabor a café en los mios y me dejo llevar entre sus brazos para encontrar de nuevo algo de lo que tuvimos en Europa. 

No se del tiempo, solo se que hemos tenido sexo por bastante tiempo. Me levanto y me preparó como cada día. Camino hacia mi oficina y pasa la mañana, son las 14:56 cuando miro el reloj y no he pensado en ella. Esta adicción no se mide en días, se mide en minutos. Un minuto de mi mente lejos de Fernanda es un alivio.

Golpean la puerta y entra Emi.

- Oye que linda. Te ves exquisita ahí sentada May.

Me río y le digo que cierre la puerta, ella entra y se sienta en mis piernas.

- Amor estuve con Nicole y nos invitaron en la noche a cenar a su casa - me habla entusiasmada porque tener un par de lesbianas aquí, en este lugar tan oculto es un alivio para ella, para mi es una tortura.

- No sé  Emilia, estoy cansada.

- ¡Pero amor! Aquí no podemos estar tranquilas ni hacer nada, en la casa de las chicas vamos a estar en confianza. Ya amor, di que si pliiis - me besa el cuello para convencerme y creo que no puedo decir que no solo por Fernanda.

- Esta bien, vamos pero un rato.

- Esta bien- me besa y se levanta - te dejo trabajar te amo. 

Se va y dejo todo lo que estaba haciendo, me levantó para cerrar la puerta y tirarme al suelo. Estoy rendida, no quiero fingir pero no puedo hacer nada más. Busco música en mi teléfono, esa música que deliberadamente uno busca para sentirse mal, como si quisiéramos encontrar y abrazar el dolor.

Me suelto el cabello, dejo el teléfono con música sobre mi pecho y descanso mis brazos en el suelo. Cierro los ojos y la veo, sus recuerdos están intactos, nítidos, casi puedo oler su piel, respiro profundo y siento una lagrima por el costado de mi mejilla.

El calor brota desde este suelo de madera pero no quiero volver. Cargó tanto tiempo, arrastró este amor tan muerto, presente y a la vez latente que ya no reconozco mis sentidos más básicos. 

Han pasado minutos, varios, incontables. Me levantó, ordenó los papeles, apago el notebook para guardar algunas cosas, abro un cajón y veo mi libreta. Escribir es una forma de mantener, de retener el tiempo. 

Lo abro al azar

Fernanda,  día 63 parte 6 de no tenerte…

Lo cierro al instante y lo guardo debajo de todo. Creo que hay sentimientos que deben guardarse, dejarlos escondidos. 

Salgo de la oficina, me voy a la cocina a buscar una manzana para llevarla a mi habitación.

Entro y Emilia ya esta lista, se ve hermosa.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora