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Mayte Pov

- Ay señorita... ¡Perdón, Mayte! Me encanta esta canción, ¿puedo ponerla más fuerte? ¿No le molesta? - me dice mientras investiga la radio del auto - no me molesta Fernanda escucha lo que quieras ¿ya? - me siento tan afortunada de ir a su lado. Pretendo, por un momento, que somos solo ella y yo, que podemos tener una vida, que puedo mirarla y besarla sin pedir permiso. Llevo diez días en el campo y de verdad siento que Fernanda es parte de mi vida. No es que compartamos lo íntimo o lo cotidiano, es algo que siento cuando estoy con ella, una conexión inmediata, aún cuando ella siempre es desagradable conmigo, incluso cuando es "simpática". No obstante, ella no me mira con desagrado, tampoco su cuerpo me repele, son solo sus palabras y el tono de estas.

"Mienteme una vez solo una vez y dimeee que al despertar..." - Fernanda canta Los Vasquez y yo la acompaño cómo puedo. Me mira y sonríe con una mueca mezquina. Ella sabe muy bien como darme momentos bellos a cuentagotas. Bajo la mirada de nervios y sigo manejando. Ella está completamente absorta en la ciudad, la llevo por algunos lugares de la ciudad que son muy lindos.

-¿Usted tiene en el celular como buscar una canción para que se escuche aquí en el auto cierto?

-Si, tengo Spotify - le paso mi teléfono.

-¿Que cosa? No entiendo de esas tonterías, yo le pido la canción y usted la busca - mmm me dice molesta, pero nunca tanto.

-Bueno pero tienes que esperar a que deje de manejar.

-¿Y porque no manejó yo y usted pone la música?

-Porque no sabes a donde vamos.

-Pero ponga el tal mapa ese que yo me guío.

-¿Y sabes guiarte con el maps?

-Probemos.

Ok - busco dónde parquear, detengo el auto le pongo intermitentes y nos bajamos. Ella toma mi lugar con total confianza y pienso que se la van a comer manejando en la ciudad pero si ella quiere, Yo la dejo.

Me siento a su lado, cómoda y segura. Echa a andar el auto y le gusta, le cuesta porque es muy moderno y ella solo conduce los vehículos del campo que son viejos y tienen una mecánica más dura. Le da un par de tirones, otros tantos apagones de motor hasta que encuentra el punto suave y se siente orgullosa. Aprende muy rápido. Le tocan la bocina de los costados y baja la ventana para pelear con todos.

- ¡Que le pasa oiga, anda todo loco usted! - le reclama a un tipo que pasa por el lado - ¿Puede poner esa canción de ya no somos ni seremos de Christian?

- Ahorita la buscó- le digo y la encuentro de inmediato. Cuando suena ella canta y reclama.

- ¡Por la chin.. fijate hombre! - saca la cabeza por la ventana del auto para increpar a otro auto "Quise mi piel llenarla de tatuajes pa cubrir los besos que dejaste  Puedo ocultar la historia que vivimos, pero no puedo borrarte" sigue cantando y me muero de la risa de su mal genio que se acaba cuando canta.

- Fernanda dobla a la derecha ahora.

- Pero como me dice hasta ahorita, ustedes si que no saben cómo manejar- mientras reclama dobla perfectamente y llegamos al laboratorio.

Subimos en el ascensor y toda la gente la mira estoy segura que es por su belleza, de la cual ella no tiene la más mínima conciencia. Creó que nadie se ha tomado el tiempo de decirle lo perfecta que es. Su vestimenta es de una "campesina" tremendamente sexy.

Entregó las muestras y la veo por el vidrio que nos separa, hay espejos en el lugar y nunca se mira, solo pasa por su reflejo como si no pudiera desmoronar a cualquiera con solo estar ahí de pie, tan indiferente a su propia imagen. Solo puedo quedarme estática mirando cada gesto, sus manos en los bolsillos, el sombrero cubriendo su frente, ella mirando todo a su alrededor.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora